lunes, 11 de julio de 2005

Te Quieren Como Amigo

¿Qué es lo más irritante que te puede decir una mina?:
—“Vamos de compras”
—“Veamos ‘Machos’.”
—“Me duele la cabeza”
—“Tenemos que hablar.”

NO!!! Y mil veces no. Lo peor que te pueden decir es:
—“Yo también te quiero mucho..., pero sólo como amigo.”

Eso significa que para ella tú eres el más simpático del mundo, el que mejor la escucha, el más inteligente, varonil y sensible; el más matriculado... pero que va a salir con un orangután peludo antes que salir contigo. Y le da lo mismo que estés enamorado como un perfecto idiota.

En cambio, va a salir con un impresentable que sólo quiere acostarse con ella.

Eso sí, cuando el otro le haga una mariconada, te llamará a ti para buscar consuelo, consejo y compañía. Es como si vas a buscar trabajo y te dicen:
—“Señor Soto, es usted la persona idónea para el puesto, el que mejor curriculum tiene, el más preparado, habla nueve idiomas y tiene tres doctorados... pero no lo vamos a contratar. Vamos a escoger al primer irresponsable e incompetente que se nos cruce. Eso sí, cuando el pelotudo la cague ¿Lo podríamos llamar a usted para que nos saque del forro?”

Me pregunto qué he hecho mal. Hemos ido al cine, nos hemos reído, hemos pasado horas tomando café ¿A partir de qué café nos hicimos amigos? ¿Del quinto? ¿Del sexto? ¡Cresta! Eso se avisa ¡Uno menos, y ahora estaría atinando con ella!

Para ellas, un amigo se rige por las mismas normas que un Tampax: puedes ir a la piscina con él, andar a caballo, bailar... Lo único que no puedes hacer con él es tener relaciones sexuales.

Es que si lo piensas... Si para una mina considerarte “su amigo” consiste en arruinar tu vida amorosa ¿Qué hará con sus enemigos? A mí me parece muy bien que seamos amigos, lo que no entiendo es por qué no podemos atinar y seguir tan amigos.

Y lo de la vida amorosa no es lo peor. Las minas piensan que uno usa solamente una cabeza, en vez de la otra, pero también tenemos nuestro orgullo. Es como jugar taca-taca y ser el único que no mete goles. La cosa, a la larga, es hiriente y humillante. Y mientras más te esfuerzas por verte bien y tratarla mejor, parece que menos le atraes a la muy pava.

Lo que ocurre es que cuando ella te dice que te quiere sólo como amigo, para ella significa eso y punto. Pero para ti no. Para ti significa que si una noche están juntos en la playa, ella se emborracha, hay luna llena, se han alineado los planetas y un meteorito amenaza la Tierra... ¡A lo mejor consigues atinar con ella!

Por eso aguantas, porque —como eres soñador, que es lo mismo que ser hueón— nunca pierdes la esperanza ¿Qué se mete con Juan? Pues ya terminará... cuando lo hace, tú atacas con la técnica de “paño de lágrimas” (si hay que ser hueón...):
—“No llores, el Juan ése es un hijo de p... Tú te mereces algo mejor, un gallo que te comprenda, un gallo que sepa estar ahí cuando lo necesitas... Que sea bajito, que sea gordito, que no sea muy buenmozo, que se llame NN... como yo”.

Al menos, siendo amigo, puedes meter cizaña para eliminar competencia. Es la técnica del “gusano miserable”. Cuando ella te dice:
—“Ay, que regio es Pedro ¿Verdad?”
—“ ¿Pedro? —dices tú — Es muy buenmozo, sí... pero un poco turnio”.
—“No es turnio, lo que pasa es que tiene una mirada muy tierna”, replica ella.
—“Sí, en eso tienes razón, me fijé el otro día, cuando miraba a la Marce”, respondes.
—“No la miraba a ella, me miraba a mí”, dice ella con inocencia.
—“¿Ves que es turnio?”, concluyes.

El colmo es que las minas consideran que tienen una relación “súper especial” con un gallo cuando pueden dormir con él en la misma cama y no pasa nada.

Pero bueno ¿Lo “súper especial” no sería que sí pasara algo?

Un día, después de una fiesta en su casa, te quedas ayudándola a ordenar, como siempre, y cuando terminan, ella dice:
—“Huy, es muy tarde ¿Por qué no te quedas a dormir? Has tomado mucho y no quiero que manejes”.
—“¿Y donde duermo?”, contestas con cara de idiota.
—“En mi cama, puh pajarón”, contesta ella mientras te acaricia maternalmente el brazo.

A ti te tiemblan las piernas:
—“¡Ésta es mi noche, se han alineado los planetas!”, piensas entusiasmado

Al rato, te das cuenta de que no son precisamente los planetas los que se han alineado, porque ella, como son amigos, con toda la confianza, se pone el más coqueto baby-doll, y tú, visto lo visto, piensas:
—“Me voy a tener que quedar en boxer... con la tremenda alineación de planetas que tengo entre las piernas”.

Así es que te metes en la cama de un brinco y doblas las rodillas para disimular. Ella se mete, te pega el culo al cuerpo y te dice escuetamente:
—“Hasta mañana. Un besito. Que duermas bien”.

¡¡¡¡¡Y SE DUERME!!!!!!!! ¡¡¡¡POR LA MISMA CRESTA, SE QUEDA DORMIDA!!!!!
—“Pero bueno —piensas—, ¿Cómo se ha podido dormir tan luego? ¿Pero esta mina no reza ni nada?”.

¡Estás acostado con la mina que te vuelve loco! Al principio no te atreves a moverte, para no tocar nada. Sabes que si en ese momento hicieran un concurso, nadie podría ganarte: ¡Eres el hueón más caliente del mundo! ¡Y qué larga se te hace la noche! Te vienen a la cabeza un montón de preguntas:
—“¿Tocar una pechuga con el codo será de mal amigo? ¿Y si es la goma la que me toca a mí? ¿Y si le paso a llevar el potito con una rodilla se enojará?”

Pero después de muchas horas ya sólo te haces una pregunta:
—“¿Seré realmente tan huevas?”.

No puedes creer que estén en la misma cama y no vaya a pasar nada. Confías en que en cualquier momento se dé la vuelta y te diga:
—“Ya, tontito, que ya has sufrido bastante ¡Hazme tuya! ¡Poséeme!”.

Pero no. A las minas nunca les parece que hayas sufrido bastante. Y puta que sufres…, porque tienes toda la sangre del cuerpo acumulada en el mismo sitio. Se han dado casos de hombres que han llegado a reventar.

Pero ahí no termina tu humillación. A las nueve de la mañana suena el timbre de la puerta:
—“¡Ay, es Juan!” Dice ella
—“¿Juan? ¿Pero no lo habías pateado?” Dices intrigado.
—“De ahí te cuento —contesta—, que ahora estoy apurada ¡Ah! Se me olvidó decirte que iba a traer a su perro, porque como nos vamos a Pucón, yo le dije que el perro, mejor que contigo, no iba a estar con nadie ¡Porque eres mi mejor amigo! Y no te olvides de ponerme en la lista el lunes, porque nos vamos todo el fin semana.”

Y ella agrega:
—“Tienes mala cara ¿Has dormido bien? Bueno, mi niño, quedas en tu casa, invéntale algo a mi mamá, que no quiere que me vaya en los certámenes. Un besito, te quiero mucho.”

Y ahí te quedas mirando cómo tu mina se sube a un Grand Vitara, comprado con la pensión de alimentos de los hijos del primer matrimonio del dueño, con el perro en brazos, un cocker inglés manchado de tres meses que te mueve la cola y aunque se meó en tu ropa, sí que es el mejor amigo del hombre, no como ellas, las muy malvadas.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No sé cómo reaccionar. Me reí a carcajadas en la mayor parte del post (de verdad escribees muy bien) y la verdad es que nunca había visto esta situación desde los ojos de un hombre (atención, que a nosotras nos pasa exactamente lo mismo cuando nos dicen eso -sólo que no se nos alinean los planetas, ehem).

Por otra parte, más allá de lo gracioso, pareces tener mucha pena... ojalá me equivoque. Ojalá todo pase pronto.

15 septiembre, 2005 09:43  

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