domingo, 2 de octubre de 2016

Hace 75 años. 2 de octubre de 1941. Segunda Guerra Mundial

Hace 75 años
2 de octubre de 1941
Segunda Guerra Mundial

El 27 de septiembre de 1941 será recordado en Gran Bretaña y en Estados Unidos como el “Día de la Flota de la Libertad”, por haberse lanzado en esta fecha las primeras unidades de los “Emergency Cargo”, es decir, “Cargueros de Emergencia”. En 1940, los británicos habían ordenado la construcción de 60 cargueros de la clase “Ocean”, para reemplazar las crecientes pérdidas sufridas en el marco de la Batalla del Atlántico. La obligada improvisación de las circunstancias de la guerra, el hecho de no poder contar con los mercantes franceses desde junio de 1940 y las pérdidas causadas por la marina alemana empujaron a británicos y norteamericanos a usar casi cualquier cosa que pudiera flotar para llevar suministros a la apurada Gran Bretaña, cuya sobrevivencia dependía decisivamente de la mantención de las rutas marítimas.

El primer “Ocean” fue lanzado el 16 de agosto de 1941, con el nombre “SS Ocean Vanguard”. Un total de 60 naves de esta clase fueron completadas y usadas durante el conflicto. El mismo año 1941, la Comisión Marítima de Estados Unidos ordenó la modificación del diseño de los “Ocean”, para adaptarlo a los estándares de fabricación norteamericanos, así  como para hacerlo más simple y barato de construir. El resultado de la adaptación sería el “Emergency”, posiblemente el tipo de buque de carga más célebre de la historia y que sería más conocido por sus nombres de “Liberty” o “Victory”. Fueron completados 2.710 cargueros de la clase durante la guerra, sumando el trabajo de 18 astilleros norteamericanos, que demoraban menos de un mes entre la colocación de la quilla y la entrega de la nave para su uso. Todo un símbolo de la riqueza y capacidad industrial del capitalismo estadounidense.

Por el momento, la “Operación Barbarroja” es escenario de las luchas más intensas. Pero en el Mediterráneo la contienda también es enconada. El 26 de septiembre, el submarino británico “HMS Tetrarch” hunde el carguero italiano “Citta di Bastia”, cuando viajaba desde El Pireo hacia Creta. Ese mismo día, un nuevo convoy británico llega, desde Alejandría, hasta la asediada Tobruk. El 27, el acorazado británico “HMS Nelson” recibe el impacto de un torpedo, disparado desde un Savoia-Marchetti S.M.79 “Sparviero” (“Gavilán”) de la “Regia Aeronautica Italiana”. El Sparviero fue un bombardero-torpedero muy efectivo y llegó a ser un arma temida por las tripulaciones británicas. Como resultado del ataque del 27 de septiembre, el “Nelson” tuvo que someterse a reparaciones de emergencia, que lo dejaron fuera de los mares hasta abril de 1942. Otra vez, un solo avión, con un solo torpedo bien apuntado, deja fuera de combate a un buque capital. El poderoso acorazado formaba parte de la escolta de un convoy dirigido a abastecer Malta que, no obstante el ataque italiano, pudo llevar hasta su destino los ansiados abastecimientos.

En el Frente Ruso, las primeras nevadas no han quitado la iniciativa a los alemanes, que siguen obteniendo victorias espectaculares. El 26 de septiembre, unidades navales alemanas, entre las que se incluye el acorazado “Tirpitz”, zarpan hacia las islas Aaland, en el Báltico, para prevenir movimientos de la Flota Roja del Báltico. Este mar, hasta el final de la contienda, fue un “lago” alemán. Las bases navales rusas estuvieron muy comprometidas por el avance de las tropas invasoras en tierra y sus buques nunca estuvieron a salvo de los bombarderos alemanes, a pesar de la superioridad numérica de la que teóricamente gozaba la aviación soviética en el área.

En las aguas del Ártico, en cambio, los modestos medios de la “Kriegsmarine” no pudieron amenazar seriamente el dominio naval anglo-soviético. El 29 de septiembre de 1941, desde Hvalfjörður, Islandia, parte el primer convoy aliado con suministros para la URSS, usando la ruta del Ártico hacia el puerto de Murmansk, donde desembarcaría, pocos días después, 120.000 toneladas de pertrechos, incluyendo 600 tanques y 800 aviones. Hasta el fin de 1941, otros cinco convoyes llegaron hasta Murmansk, sin que los alemanes pudieran dañar uno solo de los cargueros o buques escolta. El poderío industrial de los Aliados empieza a imponerse sobre una Alemania que tiene los mejores soldados del mundo, pero que lucha contra el reloj y no controla las rutas marítimas principales, además de carecer de acceso a muchas materias primas críticas, especialmente petróleo.

El 2 de octubre, los alemanes lanzan la “Operación Tifón”, nombre en clave dado a lo que Hitler y sus generales esperaban que fuera el asalto final sobre Moscú. Dos días antes, adelantándose al resto de las fuerzas, el Grupo Panzer del general Heinz Guderian había iniciado el avance hacia la capital soviética. Entre octubre y diciembre de 1941, el Grupo de Ejércitos Centro de la “Wehrmacht” jugará su última carta para intentar ganar la campaña rusa antes de que llegue lo peor del invierno de 1941. 

En el sur del Frente Ruso, la Batalla de Kiev puede darse por terminada el 26 de septiembre. Agotados los suministros, se rinden las tropas soviéticas que seguían luchando en la gigantesca bolsa, formada alrededor de la capital ucraniana. Para los soviéticos, Kiev fue una derrota de proporciones catastróficas. Más de 600.000 soldados rusos murieron, fueron heridos o fueron hechos prisioneros, la mayoría de los cuales no sobreviviría el invierno de 1941 en los campos de concentración alemanes. Cuatro ejércitos fueron volatilizados, con la pérdida de miles de tanques, piezas de artillería y aviones. El enorme y poderoso “Frente Suroeste” fue completamente destruido y, entre las bajas, se contaba su mismísimo comandante, coronel general Mijail Kirponos, que cayò en acción.

La guerra en el Este va cobrando inusitada rudeza. La población civil sufre mucho, atrapada en el choque de las dos peores tiranías ideadas por la maldad humana: nazismo y comunismo marxista. Con los alemanes llevando la delantera, los judíos son uno de los grupos que más sufre. El 29 y 30 de septiembre de 1941, se produce la matanza de Babi Yar, cerca de Kiev. La ciudad estaba bajo control alemán desde el día 19. Entre el 20 y el 28, explosivos plantados por la NKVD (la policía política soviética) para dificultar la ocupación alemana, causaron mucho daño en la ciudad. En una de las explosiones, se vio afectado el cuartel general del Grupo de Ejércitos Sur Alemán. Como represalia, el gobernador militar de Kiev, general Kurt Eberhard, y el general de las SS, Friedrich Jeckeln, acordaron exterminar a todos los judíos residentes. Las matanzas fueron  llevadas a la práctica por unidades al mando del coronel de las SS, Paul Blobel, y del brigadier general de las SS, Otto Rasch, con la colaboración de unidades regulares del 6º Ejército Alemán.

Los judíos de la ciudad fueron reunidos bajo el pretexto de reasentamiento. Una orden fue difundida por toda la ciudad, bajo apercibimiento de dispararse a cualquier judío que fuera sorprendido en la ciudad, sin haberse presentado en el lugar de reunión establecido, a las 8.00 de la mañana del 29 de septiembre. Ese día, llegaron más de 30.000 personas, que fueron obligadas a abandonar todas sus posesiones, incluyendo la ropa que llevaban puesta. Se les condujo hasta las cercanías del barranco de Babi Yar, donde fueron ejecutadas de la manera más salvaje. Cuando las víctimas oían los disparos y se daban cuenta de lo que pasaba, ya era demasiado tarde para intentar escapar. Apenas se sabe de 29 sobrevivientes, entre ellos, Dina Pronicheva, que se abrió camino entre la montaña de cadáveres y de personas heridas que, como ella, fueron enterradas vivas en el barranco. Luego de la guerra, Dina sería testigo de la fiscalía en juicios por crímenes de guerra y relataría el horror de Babi Yar.

Por desgracia, 33.771 judíos no tuvieron la suerte de Dina ese día y fueron salvajemente asesinados.

En la fotografía, el monumento erigido en el lugar de la tragedia a la memoria de las víctimas de la masacre de Babi Yar




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