domingo, 28 de agosto de 2016

Hace 100 años. 28 de agosto de 1916. Primera Guerra Mundial

Hace 100 años
28 de agosto de 1916
Primera Guerra Mundial

El 22 de agosto de 1916, Kilosa, en el África Oriental Alemana (actual Tanzania), cae en poder de los británicos. Aunque las tropas de la Entente ocupan el territorio, el pequeño ejército de la colonia alemana lleva dos años escabulléndose de sus perseguidores, más numerosos y mejor armados. Los “askaris” y sus camaradas alemanes ahora están luchando contra las fuerzas de cuatro Imperios coloniales: Británico, Francés, Portugués y Belga. A pesar de la desproporción, las fuerzas germanas, al mando del general Paul von Lettow-Vorbeck, lograrán llegar hasta el final de la contienda sin ser obligadas a rendirse.

El 23 de agosto, vuelve a puertos alemanes el submarino comercial “Deutschland”. El viaje del sumergible había resultado rentable, pero era insostenible, en el largo plazo, soportar el esfuerzo económico de la guerra con estas travesías, muy llamativas para la prensa, pero incapaces de obtener el volumen de recursos necesario. Alemania, desde el mismo comienzo de la lucha, necesitaba de una victoria rápida; todo su plan de guerra se basaba en una veloz y victoriosa conclusión de la contienda. Al terminar el verano de 1914, quedó claro que eso ya no sería posible. El tiempo juega en contra de Alemania y a favor de sus enemigos, que controlan las rutas de comunicación marítima.

El 25 de agosto, tropas rusas cruzan el Danubio, hacia la Dobrudja, para apoyar al Ejército Rumano, que se alista para entrar en la carnicería. Dos días después, se confirma lo que ya era un secreto a voces, cuando el Gobierno Rumano ordena la movilización general y declara la guerra a la Monarquía Dual Austrohúngara. Al comienzo, el Káiser Guillermo se horroriza, porque Fernando, el Rey de Rumania, es alemán y pertenece a la casa dinástica de la que él es jefe. Espantado ante la aparición de un nuevo frente que debe ser atendido por el ubicuo “Deutsches Heer”, se oirá al Káiser exclamar: “la guerra está perdida”. Pero sus generales, aunque saben que la situación estratégica es difícil, tienen más calma.

Desde todo punto de vista, tener un nuevo enemigo no era bueno para Berlín, pero Rumania no estaba bien preparada para la lucha y accedió a declarar la guerra sólo después de recibir la promesa de suculentas compensaciones territoriales, en caso de victoria, y bajo el compromiso de ser asistida con pertrechos por parte de sus nuevos aliados. Esta última promesa nunca fue cumplida a cabalidad y los rumanos tuvieron que enfrentar prácticamente solos a las veteranas formaciones alemanas, austrohúngaras, turcas y búlgaras. Además Rumania estaba rodeada de territorio enemigo en tres de cuatro costados. Podía ser asistida, en teoría, por los rusos, pero Rusia había hecho su última gran apuesta de la guerra con la Ofensiva de Brusilov, que ya estaba detenida y no había conseguido el objetivo de noquear a Austria-Hungría. De hecho, antes de que pasaran seis meses, Rusia entraría en el confuso capítulo de la revolución y dejaría de ser un aliado efectivo. El plan de Rumania contemplaba una inflexible defensa del frente búlgaro y una vigorosa ofensiva hacia Transilvania, bajo dominio austrohúngaro, pero este proyecto no era realista sin la debida asistencia militar y económica del resto de la Entente.

En su proclama hecha a la nación el mismo día de la declaración de guerra a Austria-Hungría, el Rey Fernando de Rumania declaraba:

“Este es el día de la unión de todas las ramas de nuestra nación. Hoy podemos completar la tarea de nuestros antecesores y establecer para siempre lo que Miguel el Grande fue capaz de establecer sólo por un momento, es decir, una unión rumana en las dos laderas de los Cárpatos.

Nos esperan las montañas y planicies de la Bukovina, donde Esteban el Grande ha dormido por siglos. En nuestra energía moral y en nuestro valor descansan los medios de devolver su derecho de nacimiento a una gran y libre Rumania, desde el Tisza hasta el Mar Negro, y de prosperar en paz, de acuerdo con nuestras costumbres y nuestras esperanzas y sueños.”

En la fotografía, tropas rumanas avanzan por un camino de Transilvania. Esta región constituía la principal  reivindicación territorial y sería el primer objetivo de las fuerzas rumanas. Luego de unas primeras semanas de avance, los rumanos experimentarían severos apuros en lo que restaría de 1916.




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