Hace 100 años. 16 de abril de 1917. Primera Guerra Mundial. La Ofensiva de Nivelle
Hace 100 años
16 de abril de 1917
Primera Guerra Mundial
La Ofensiva de Nivelle
La declaración norteamericana de guerra desencadena las reacciones
diplomáticas de los aliados de Alemania y Estados Unidos. Bulgaria rompe
relaciones con Washington el 10 de abril de 1917, mientras que Brasil y Bolivia
rompen con Alemania entre el 11 y el 13. Cuba y Panamá habían declarado la
guerra al “Reich” el 7 de abril, un día después de los norteamericanos. Estados
Unidos pronto se convierte en el actor clave de la Entente, que consiste en un
conglomerado mucho más amplio y activo que los Imperios Centrales,
estructurados en torno al potente, pero acorralado, liderazgo alemán. Entre
1914 y 1916, Alemania se había convertido en adversario de todos los grandes
imperios coloniales europeos, con la sola excepción de Holanda, que se mantuvo
neutral. También estaba en guerra con Japón, China y Rusia. Con el ingreso de
Estados Unidos en guerra, gran parte de Latinoamérica, bajo creciente
influencia norteamericana, se convertía en territorio hostil para Berlín. Muy
pronto, el Káiser debería hacer frente a una gigantesca coalición que, desde
todos los continentes, estaba coordinada para conducirlo a la derrota, junto
con sus debilitados aliados.
Con el final del invierno, mejora el clima y el terreno vuelve a ser apto
para las ofensivas. En el Frente Occidental, los hombres dejan nuevamente las
trincheras, para aventurarse en el infierno de la “tierra de nadie”. Desde el 9
de abril, los británicos han estado atacando las líneas alemanas en el sector
de Arrás, como apoyo preparativo de lo que será el gran ataque de la primavera
boreal de 1917, que pasará a la historia con el nombre de Ofensiva de Nivelle.
El general Robert Nivelle se convirtió en el nuevo Comandante en Jefe
francés el 16 de diciembre de 1916. Su capacidad para inspirar confianza en sus
subordinados, sus buenas relaciones con los políticos y, sobre todo, sus éxitos
como jefe durante la Batalla de Verdún, convencieron al liderazgo parisino de
que podía ser el hombre capaz de romper el empate del Frente Occidental y
obligar a los alemanes a negociar la paz. Nivelle tenía menos poder del que
gozó su predecesor, Joseph Joffre. El nuevo jefe no tenía control sobre el
Frente de Salónica y estaba mucho más sujeto al Ministerio de Guerra en la toma
de decisiones, pero podía contar con el apoyo del ministro Hubert Lyautey y
consiguió imponer su plan para lanzar una gran ofensiva contra las trincheras
alemanas. Según sus cálculos, la defensa alemana debería colapsar en un lapso de
48 horas y lo siguiente consistiría en perseguir a los derrotados alemanes
hacia su propia frontera.
Durante la Batalla de Verdún, Nivelle fue el responsable de la
reconquista de los fuertes de Vaux y Douaumont (o de lo que, para entonces,
eran sus ruinas). Cuando sus tropas estaban al ataque, el alcance de la
artillería era permanentemente ajustado, para mantenerse siempre un poco por
delante del avance de la infantería, que conseguía llegar hasta las posiciones
enemigas, ante de que sus ocupantes tuvieran tiempo de recuperarse del
bombardeo y, por tanto, pudieran disponer la defensa de manera apropiada.
Nivelle estaba convencido de que esta
técnica podía aplicarse a gran escala en todo o gran parte del frente.
Como Nivelle también ejercía mucha influencia en el Gobierno Británico,
pudo convencer a todos de su plan, aunque muchos siguieron dudando de cálculos
tan optimistas. Nivelle tuvo el decidido apoyo del Primer Ministro británico,
David Lloyd George, pero muchos generales consideraban que avanzaban hacia la
derrota. Al final, se generó una fuerte disputa entre el liderazgo civil y
militar, que trascendió a la esfera pública, de modo que las futuras
colaboraciones entre los aliados de la Entente se harían más problemáticas.
Nivelle, muy confiado, no se preocupaba demasiado de los conflictos al interior
de los gobiernos, pues esperaba que, con su ofensiva, ganaría la guerra.
A simple vista, el plan tenía cierta lógica. El Frente Occidental, con el
correr de más de dos años de lucha, se había convertido en una línea
serpenteante, llena de salientes. Para quien defiende, el principal peligro de
una saliente es quedar rodeado por tres costados. Ambos bandos debían defender
muchas salientes, pero los alemanes estaban a la defensiva en abril de 1917, de
modo que el peligro para ellos era mayor, en principio. La saliente más extensa
corría desde el río Somme, donde los británicos habían empeñado su gran ataque
de 1916, hacia el río Oise, en el sur, para prolongarse luego hacia el sudeste,
siguiendo la línea del Canal Aisne. Era un sector lo bastante grande como para
concentrar y preparar un gran ejército por los franceses y, al mismo tiempo,
estaba dispuesta de modo que los británicos pudieran prestar considerable
apoyo, sin correr demasiados riesgos.
El esfuerzo principal del ataque estaría dirigido a través del Canal
Aisne, donde una ruta, llamada “Camino de las Damas” (“Chemin des Dames”), se internaba
en dirección noreste, hacia territorio ocupado por el Ejército Alemán. Cuatro
ejércitos, frescos y descansados, organizados como el Grupo de Ejércitos de
Reserva, se encargarían de este sector del frente. Los británicos, desde el día
9 de abril, habían estado presionando a los alemanes desde su propia saliente,
alrededor de Arrás, atacando desde el este, generando una distracción para los
defensores, que permitiría a los franceses golpear por sorpresa en el Aisne. En
tanto, los franceses, con su Grupo de Ejércitos Norte, golpearían toda la línea
alemana entre el Somme y el Oisne.
En el papel, parecía sencillo y los franceses querían creer que esta vez
se cumplirían las promesas del Comandante en Jefe: el Ejército Alemán
colapsaría en 48 horas y Francia no sufriría más de 10.000 bajas. Nivelle,
excelente relacionador público, consiguió contagiar su optimismo a gran parte
del país y, por unos pocos días, París revivió el entusiasmo del que había sido
escenario en 1914.
El 16 de abril, en la madrugada, el “Groupe d'armées du Nord” y el “Groupe
d'armées de Reserve” iniciaron su ataque, consiguiendo algunos avances prometedores
durante las primeras horas. Antes de que pasara mucho tiempo, sin embargo, la
Ofensiva de Nivelle se sumaría a la montaña de intentos fallidos por romper el
sangriento equilibrio del Frente Occidental.
En la fotografía, oficiales alemanes posan a la salida de un refugio de
comandante (“Unterstand der Kommandant”), entre las ruinas de la ciudad de San
Quintín, en la zona del Aisne, Francia. Se puede apreciar el devastador efecto
de la batalla en las zonas urbanas del norte de Francia.
Imagen tomada de http://media.iwm.org.uk/ciim5/450/367/mid_000000.jpg
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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