Hace 75 años. 2 de abril de 1942. Segunda Guerra Mundial. El "Raid de Doolittle"
Hace 75 años
2 de abril de 1942
Segunda Guerra Mundial
El "Raid de Doolittle"
En la entrada del 27 de marzo de 1942, en su diario personal, el Ministro
de Propaganda del “III Reich”, Joseph Goebbels, escribe sobre la deportación de
decenas de miles de víctimas de lo que ya es el Holocausto en marcha: “un
proceso bastante bárbaro es utilizado. De los judíos, no es mucho lo que queda”.
Ese día, los primeros judíos franceses son deportados hacia el campo de
exterminio de Auschwitz.
En la Batalla del Mediterráneo, el 27 de marzo, los portaaviones
británicos “HMS Argus” y “HMS Eagle”, escoltados por el acorazado “HMS Malaya”
y su grupo de batalla, parten hacia Malta para lanzar 16 cazas “Spitfire”,
destinados a reforzar las defensas de la asediada isla de Malta. La misión
concluyó exitosamente y los cazas estaban en los aeródromos de Malta el día 29.
La lucha sobre la isla es enconada y, el 1 de abril, bombarderos italianos
hunden dos submarinos británicos anclados en La Valetta. Malta es, por estos
días, el lugar más bombardeado del mundo.
Alrededor de las 23.00 horas del 28 de marzo y hasta alrededor de las
3.00 hrs. del 29, 234 bombarderos de la “RAF” dejaron caer su carga mortal
sobre Lübeck, Alemania. Más de 300 muertos, 784 heridos y un 30% de la ciudad
destruida, incluyendo la antigua catedral y el centro histórico de la ciudad,
van mostrando la incapacidad creciente de las fuerzas armadas alemanas para
defender su territorio y su población civil de los horrores de la guerra. Sólo 12
bombarderos fueron destruidos por acción del fuego antiaéreo.
En el Pacífico, aviones norteamericanos atacan posiciones japonesas en
Nueva Guinea el 1 de abril de 1942. Los aparatos pertenecen a un escuadrón de
aviones “A-24 Bansheee”, una variante basada en tierra del famoso bombardero en
picado “Douglas SBD Dauntless”, que uso con mucho éxito la “US Navy” durante la
Campaña del Pacífico. Más al norte, ese mismo día, zarpa el submarino “USS
Swordfish”, cargado con 40 toneladas de comida para la guarnición
filipino-estadounidense, sitiada en Corregidor por los japoneses. El submarino,
sin embargo, no conseguiría llegar antes de la rendición final de la
guarnición. Lo mismo pasaría con el submarino “USS Searaven”, que partiría el 2
de abril, cargado con municiones, pero no conseguiría entregarlo a la
guarnición, antes de que se rindiera a los japoneses.
El 2 de abril, la “US Navy” lanza una operación de escasas consecuencias
estratégicas inmediatas, pero que tendría una repercusión sicológica y militar
inmensa en el mediano plazo. Ese día, el portaaviones, “USS Hornet” zarpa desde
la Base Naval de Alameda, cerca de San Fransico, California, con 16 bombarderos
medianos “B-25 Mitchell” a bordo, encargados de llevar adelante el famoso “Raid
de Doolittle”, sobre territorio japonés.
Hasta el momento, el resultado de todos los enfrentamientos con los
japoneses había sido desastroso: Pearl Harbor, las Filipinas, el Mar de Java. Los
británicos también habían sido muy golpeados en Singapur, Australia y Birmania.
Dejando a un lado los objetivos generales de la guerra, que se sabía podían
saldarse con una victoria aliada en el largo plazo, los Aliados necesitaban
desesperadamente un golpe propagandístico en la forma de una pequeña victoria,
que levantara la moral del público estadounidense, poco habituado al
espectáculo de ver a sus ejércitos rindiéndose y a sus buques hundiéndose. Para
los mandos navales, era esencial que Tokyo estuviera entre los objetivos de un
ataque aéreo de represalia. Sin embargo, los bombarderos aeronavales llevaban
muy poca carga de bombas, como para que el riesgo de la incursión valiera la
pena.
El capitán Donald B. Duncan, jefe de operaciones del almirante Ernest
King, ideó un atrevido plan, que incluía usar pesados bombarderos del Ejército,
los “B-25 Mitchell”. Entre otros, el plan tenía el inconveniente de usar un
modelo que despegaba generalmente desde pistas que medían el doble de lo que
medían las pistas de los portaaviones. Además, muchos líderes estadounidenses
no querían arriesgar ninguno de sus preciosos portaaviones en una operación que
sabían tendría más efecto propagandístico que estratégico. Después de todo, con
la flota de acorazados destruida en Pearl Harbor, los cuatro portaaviones de la
“US Navy” eran el único obstáculo relevante entre la Marina Imperial Japonesa y
el territorio metropolitano de Estados Unidos.
Finalmente se dio luz verde al plan y se escogió al teniente coronel
James Doolittle para liderar la formación de ataque. Para llevar los
bombarderos hasta la distancia de lanzamiento, se escogió al portaaviones “USS
Hornet”, asistido por una fuerza de escolta, mandada por el almirante William
Halsey. Doolittle ensambló una fuerza de voluntarios, a los que se les ordenó
estricto sigilo y no se les dio pistas sobre el objetivo que debían atacar. Sólo
pudieron intuir algo, porque se les entrenó en pistas cortas, equipadas con
catapultas y se les puso al día en etiqueta naval. Sabían, por tanto, que la
misión sería en el Pacífico. La mayoría pensaba, al momento de zarpar, que el
objetivo serían las Filipinas. Doolittle, por lo demás, ordenó que dejaran de
hacer preguntas y mantuvieran la boca cerrada, para no dar materia prima a
posibles espías.
Los pilotos no fueron entrenados en aterrizaje en portaaviones, porque se
planificó que volaran hacia China, luego de realizar el ataque, y pudieran dar
con las tropas nacionalistas chinas, aliadas de Estados Unidos en la guerra
contra Japón. Los aviones tendrían que aterrizar de emergencia, en el mejor de
los casos, o lanzarse las tripulaciones usando paracaídas.
Aunque los pilotos y el propio Doolittle no lo sabían, el ataque tendría
consecuencias estratégicas gigantescas, pues influiría poderosamente en la
decisión del alto mando japonés de lanzar la ofensiva que acabaría
convirtiéndose en la Batalla de Midway.
En la fotografía de abajo, se observa la cubierta de vuelo del “Hornet”,
llevando los “Mitchell” a bordo. Al lado, el destructor “USS Gwin” y, al fondo,
el crucero ligero “USS Nashville”. Después de la guerra, el “Nashville” sirvió
bajo bandera chilena con el nombre de “Capitán Prat”, desde 1950 y hasta 1982,
cuando un destructor más moderno, que se sumó ese año a la Armada, fue
bautizado con el nombre del héroe de Iquique. El crucero ligero, durante los
dos últimos años de servicio, entre 1982 y 1984, se llamó “Chacabuco”.
Imagen tomada de http://ww2db.com/images/air_mitchell32.jpg
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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