Hace 100 años. 5 de marzo de 1917. Primera Guerra Mundial. El “Telegrama Zimmermann”
Hace 100 años
5 de marzo de 1917
Primera Guerra Mundial
El “Telegrama Zimmermann”
Son las últimas semanas del invierno boreal de 1917. Pronto los ejércitos
podrán ponerse nuevamente en marcha, una vez que el frío, la lluvia, el barro y
la nieve se retiren de los campos y especialmente de los caminos. Hay ciertos
frentes de batalla, donde el invierno no influye tanto, dadas las condiciones
climáticas particulares de esas zonas. Es el caso de Persia (actual Irán),
donde se lucha fieramente. El 2 de marzo, tropas rusas capturan Hamadan,
reafirmando su presencia en la zona de influencia que les corresponde defender
de los turcos. Será una de las últimas acciones relevantes de los cosacos rusos
desplegados en Irán, antes del estallido
de la Revolución de Febrero.
Un día antes de esta victoria rusa, Gran Bretaña consolida uno de sus
mayores triunfos diplomáticos y de inteligencia de la guerra, cuando se
publica, el 1 de marzo de 1917, en los medios estadounidenses, el llamado
“Telegrama Zimmermann”, considerado uno de los detonantes directos de la
entrada de los norteamericanos en el conflicto.
El asunto se remonta a enero de 1917, cuando los decodificadores
británicos descifraron un mensaje enviado por el gobierno alemán a su embajador
en México. El mensaje, remitido por Arthur Zimmermann, Ministro de Relaciones
Exteriores del “Reich”, instruía a su embajador en el sentido de proponer al
gobierno mexicano que atacara Estados Unidos, en alianza con Alemania, en caso
de que Washington decidiera entrar en guerra con los alemanes, una opción más
que probable, dada la reacción habida ante el reinicio de la guerra submarina
sin restricciones. Asimismo pedía al gobierno de Venustiano Carranza que
mediara entre Japón y Alemania, para incorporar al primero en la alianza y
convencer a los japoneses de atacar a las potencias de la Entente en el
Pacífico y en Asia.
Al comienzo de la guerra, el cable submarino que unía Berlín con sus
embajadas había sido cortado por los británicos, de modo que Alemania no
disponía de un medio seguro para comunicarse con sus diplomáticos en el
exterior. El gobierno del Káiser convenció al entonces neutral Estados Unidos
de que mantener abiertos los canales de comunicación dejaría puertas abiertas
para la paz, de modo que Washington aceptó recibir los telegramas cifrados que
el gobierno alemán enviaba a sus representantes en las distintas capitales del
mundo, retransmitiéndolos a sus destinos en el mismo cifrado que los alemanes
usaban.
Este mismo camino fue usado para la célebre comunicación enviada por
Zimmermann a Ciudad de México el 16 de enero de 1917. Cuando el embajador
estadounidense en Berlín preguntó extrañado por el contenido de un mensaje
relativamente largo como era el “Telegrama Zimmermann”, se le respondió que se
trataba de propuestas de paz. Pasó luego a Londres y, desde Londres, fue
retransmitido al Departamento de Estado en Washington, que lo pasó a la
embajada alemana ante Estados Unidos el 19 de enero. El equipo decodificador
alemán luego lo descifró y reenvió a México a través de la oficina telegráfica
de “Western Union”.
Gracias a sus avanzados sistemas de intercepción, los descifradores
británicos de códigos pudieron interceptar y leer el telegrama dos días antes
de que llegara a sus destinatarios. Si el telegrama no se usó antes, fue porque
su hallazgo significaba admitir que los diplomáticos norteamericanos eran
capaces de dejar pasar un mensaje que concertaba una alianza militar contra su
país, usando sus propios medios técnicos. Y, aún peor, significaba revelar que
Gran Bretaña, mientras declaraba su amistad por Estados Unidos, espiaba sus
canales diplomáticos.
Sin saber bien qué hacer, el capitán de la “Royal Navy”, Reginald Hall,
Director de la División de Inteligencia, decidió guardar el documento en su
escritorio y ordenó que se decodificara por completo. También ordenó al
teniente Nigel de Grey, que había conseguido interceptar y descifrar el
mensaje, no contar a un alma lo que sabía.
Durante febrero, los británicos estaban seguros de que la guerra
submarina sin restricciones empujaría a Estados Unidos a la guerra. Pero las
airadas protestas diplomáticas y la interrupción de relaciones diplomáticas no
daban paso a medidas más drásticas. Los británicos estaban nerviosos con una
guerra que ya se alargaba demasiado y sabían que el gigantesco potencial
económico, industrial y militar norteamericano podía romper el equilibrio en el
Frente Occidental. De modo que, a comienzos de febrero, Hall notificó al
gobierno británico de la existencia del telegrama y dispuso que se allanara el
camino para poder presentarlo a los estadounidenses.
Los agentes británicos en México consiguieron una copia del mensaje,
sobornando funcionarios de telégrafo locales y pudieron presentar el texto a
los diplomáticos norteamericanos. Poco después, los servicios secretos
norteamericanos obtuvieron su propia copia mediante la Western Union y el texto
pudo ser decodificado nuevamente por De Grey, el 19 de febrero, ante la
sorprendida mirada del secretario de la embajada estadounidense en Washington,
Edward Bell.
Convencido de su autenticidad, el Presidente Wilson puso el telegrama en
conocimiento de los periódicos el 28 de febrero de 1917. Sin embargo, junto con
una creciente antipatía hacia Alemania, existía también una profunda
desconfianza hacia Gran Bretaña en la opinión pública norteamericana y la
mayoría pensaba que todo se trataba de una elaborada falsificación. Sobre todo,
existía un fuere sentimiento de no inmiscuirse en los sangrientos asuntos
europeos, que los ciudadanos estadounidenses sentían ajenos. Wilson, por otro
lado, no podía aportar muchas pruebas de autenticidad, sin exponer los medios
usados por los británicos para obtener la información, comprometiendo su
capacidad futura para obtener valiosa inteligencia.
La ayuda para cortar el nudo gordiano provino de los propios alemanes. En
una conferencia de prensa del 3 de marzo, el propio Zimmermann admitió en
público que el mensaje y su contenido eran verdaderos. El ministro alemán lo
aceptó nuevamente en un discurso pronunciado ante el “Reichstag” el 29 de
marzo. La diplomacia alemana daba una nueva muestra de increíble desatino y
falta de tacto. No quedaba duda de que Alemania se preparaba para la guerra con
Estados Unidos y, en el mismo telegrama, admitía que así probablemente sería a
causa de la “despiadada” guerra submarina. La opinión pública norteamericana,
dividida hasta hacía poco, ahora exigía que se actuara contra Alemania. Era
cosa de semanas para que Estados Unidos declarara formalmente la guerra al
Segundo Imperio Alemán, poniendo los recursos de un país riquísimo, con una
gran población y altamente industrializado, cuyo territorio estaba demasiado
lejos como para ser alcanzado por los horrores de la guerra, a disposición de
la Entente.
Para cerrar la historia, la respuesta de Japón y de México a la propuesta
de alianza fue negativa. El gobierno de Carranza consideró la propuesta, que
consideraba recuperar Texas y Nuevo México, pero se dio cuenta finalmente que
era imposible prevalecer militarmente si no se recibía ayuda directa de
Alemania, algo imposible a todas luces. Japón, en tanto, presentó una airada
negativa a cambiar de bando en medio de la guerra. Pasarían 20 años para que el
Imperio del Sol Naciente diera el paso de luchar con Estados Unidos.
Abajo, una imagen digitalizada del “Telegrama Zimmermann” en versión
codificada. Imagen tomada de http://ichef-1.bbci.co.uk/news/660/cpsprodpb/4493/production/_93355571_976549zimtelmontage.jpg
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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