domingo, 12 de marzo de 2017

Hace 75 años. 12 de marzo de 1942. Segunda Guerra Mundial. Nueva Guinea

Hace 75 años
12 de marzo de 1942
Segunda Guerra Mundial

Nueva Guinea

Los submarinos del Eje siguen disfrutando de su “tiempo feliz” en la Batalla del Atlántico. El 6 de marzo de 1942, es otra jornada para olvidar en lo que respecta a los Aliados. El “U-505” hunde el tanquero noruego “Sydhav” frente a Sierra Leona, mientras que el sumergible italiano “Tazzoli” manda al fondo del mar dos embarcaciones esa misma mañana: el carguero holandés “Astrea” y el noruego “Tonsberg”. El “Finzi”, también de la “Regia Marina”, acaba con el carguero francés “Melpómene”. Al sur de Islandia, el pesquero británico “Rononia” es hundido por el submarino alemán “U-701”, mientras que el “U-587” hunde el carguero danés “Hans Egede” al frente de Newfoundland.

La flota de superficie de la “Kriegsmarine” también entra en acción. El mismo 6 de marzo, el acorazado alemán “Tirpitz”, escoltado por cuatro destructores, deja Trondheim, en Noruega, con órdenes de interceptar los convoyes “PQ-12” y “QP-8”, que hacen el tránsito entre Islandia y el puerto soviético de Murmansk. La “Royal Navy” se entera gracias a sus efectivos equipos de criptoanálisis y despachan una poderosa flota centrada en torno a los acorazados “HMS Duke of York”, “HMS King George V” y “HMS Renown”. Sin embargo, el mal tiempo obligará a la flota alemana a regresar a sus bases, sin poder alcanzar el grueso del convoy aliado. Sólo un mercante ruso, el “Izhora”, fue hundido por uno de los destructores alemanes, antes de que el almirante Otto Ciliax ordene el regreso a Noruega. Por el momento, no se repetirá una batalla como la que protagonizó el “Bismarck” en 1941.

En el Pacífico, los Aliados se retiran en todas partes ante el empuje japonés. En Birmania, las tropas de la “Commonwealth” abandonan Rangún, capital de la colonia, el 7 de marzo, no sin antes destruir las instalaciones petroleras, para evitar que caigan en manos japonesas. El 9 de marzo, el Ejército Imperial Japonés ocupa Rangún sin hallar oposición.

A las 10 horas del 8 de marzo de 1942, las fuerzas holandesas en Java, encabezadas por el Gobernador General, Tjarda Van Starkenborgh Stachouwer, y por el Comandante en Jefe del Real Ejército de las Indias Orientales Holandesas, general Hein Ter Poorten, se rinden a los japoneses. Tras la debacle sufrida por la flota aliada en las dos batallas del Mar de Java, la resistencia en la isla se había vuelto imposible.

En Nueva Guinea, la batalla por el control de la isla recobra intensidad. Los japoneses saben que la necesitan para aislar Australia, mientras que los norteamericanos están conscientes de que la necesitan para mantenerse dentro de la guerra en el Pacífico y para usarla como trampolín desde donde reconquistar las Filipinas. El general Douglas MacArthur, designado comandante de las fuerzas aliadas en el Suroeste del Pacífico, está determinado a no perder el control de la isla. El 8 de marzo, al amanecer, en la parte australiana de Nueva Guinea, buques japoneses bombardean las playas de invasión de Lae y Salamua. Las escasas tropas defensoras se retiran hacia la jungla, sin oponer mayor resistencia a la fuerza nipona de invasión. Los Aliados responden usando sus bombarderos, con una agrupación de “Hudsons”, que dejan caer sus bombas al mediodía sobre los transportes japoneses, sin causar mucho daño. Más tarde, una agrupación de “fortalezas volantes”, que es como fueron bautizados los “B-17” norteamericanos, atacaron la cabeza de playa japonesa.

El 10 de marzo, los Aliados atacan nuevamente desde el aire, pero ahora lo hacen con mayor intensidad. Una gran formación de bombarderos “B-17 Flying Fortresses”, “B-24 Liberator”,  “B-25 Mitchell” y “A-20 Havoc”, escoltado por cazas pesados “P-38 Lightning”, dejan caer sus bombas sobre un convoy japonés que dejaba suministros en Lae. Al mismo tiempo, 104 aeronaves de los portaaviones norteamericanos “USS Lexington” y “USS Yorktown”, atacan la flota de invasión anclada al norte de las playas de desembarco. Los Aliados pierden sólo un bombardero en picada “SBD Dauntless”, pero no causan mucho daño a los japoneses, que consolidan su cabeza de playa y restauran los aeródromos en Lae y Salamua, donde empiezan a aterrizar aviones japoneses ese mismo día.

En la fotografía, un “Boeing B-17, Fortaleza Volante”. Aunque el “B-17” ganó especial fama por su actuación en los bombardeos sobre Alemania y la Europa ocupada, su resistencia y efectividad también resultaron decisivas en el Pacífico. Bien agrupados, los “B-17” eran capaces de formar una potente barrera de fuego defensivo, que podía ser penetrada sólo por cazas adversarios determinados, bien armados y bien pilotados. Si además estaban bien escoltados por cazas de largo alcance y se reunían en grandes números, como ocurrió en las fases finales de la guerra, la combinación para los enemigos de Estados Unidos resultaba letal.




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