martes, 9 de agosto de 2005

La Era de las Catástrofes














En los últimos días, se han conmemorado los 60 años de los ataques atómicos a las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945. Estos atroces bombardeos fueron los sucesos que coronan una época que Hobsbawm ha llamado "Era de las Catástrofes", por ser la época marcada por la incubación, desarrollo y consecuencias de las dos guerras mundiales.

Los fenómenos de la guerra y el odio, desdichadamente, siempre han acompañado al hombre. Pero a partir de los primeros años del siglo XX, con el estallido de la Primera Guerra Mundial, la Humanidad experimentó episodios de crueldad y horror a una escala nunca antes vista. Y no se trata sólo del avance tecnológico en los armamentos, capaces de matar más gente. Como nunca antes, durante los décadas posteriores a la Primera Guerra, se observan a menudo prácticas destinadas a suprimir comunidades completas o a castigarlas, asesinando, encarcelando o torturando indiscriminadamente a miles de hombres, mujeres y niños.

Las bombas de Hiroshima y Nagasaki representan el colmo de estos abusos, por la mezcla de fría precisión científica e inhumanidad. Desgraciadamente, no fueron el último episodio de terror de nuestra época. Sólo como ejemplo y en homenaje a los millones de víctimas de los horrores de los últimos cien años, paso a enumerar algunos de esos espantosos episodios:





  • Durante la Guerra Bóer, a fines del siglo XIX, el ejército británico interna a miles de personas en campos de concentración. Es la primera vez que los campos de prisioneros, antes usados para personal uniformado, son destinados a civiles. Mueren unas 20 mil personas, por carencia de alimentos, agua potable, medicinas e instalaciones apropiadas.
  • Durante la Primera Guerra Mundial, unos 800 mil armenios mueren por causa de la represión turca. Tras la guerra y luego de la derrota turca, los armenios que permanecieron en el reducido territorio turco, siguieron siendo víctimas de abusos. Se desconoces la cifra de víctimas de esta segunda oleada de terror, pero fue lo bastante horrible como para forzar a miles de armenios a optar por emigrar, especialmente hacia Rusia y Estados Unidos.
  • Luego de la Revolución de octubre de 1917 y en el proceso para controlar el poder, los comunistas desatan una feroz represión en todo el antiguo territorio ruso. En lo que pasó a denominarse Unión Soviética, los gobiernos de Lenin y Stalin son responsables de la muerte de entre 40 y 20 millones de ciudadanos rusos. Para dar una idea del ritmo, apenas a dos semanas de llegado al poder, el régimen comunista había asesinado a 10 mil opositores. En los siguientes 40 años, millones de personas fueron ejecutadas o murieron a causa de las espantosas condiciones de los campos de concentración comunistas, en cuyo modelo se inspiraron luego los nazis para su sistema del terror. Tras la muerte del nefasto Stalin, la lógica del terror al interior de la Unión Soviética se moderó, pero cada cierto tiempo los ciclos represivos se repetían y los ciudadanos soviéticos tuvieron que vivir bajo un régimen de terror, hasta la década de los '80.
  • Desde su ascenso al poder en 1933, los nazis se empeñan en aislar y, luego, destruir las comunidades judías de Alemania. Tras empezar la Segunda Guerra Mundial, en 1939, se aplicó la misma política en los territorios conquistados. Al rendirse Alemania en 1945, 6 millones de judíos habían muerto, en el marco de lo que los nazis llamaron cínicamente "Solución Final." Varios centenares de miles de gitanos y otras categorías de personas consideradas hostiles al régimen, siguieron su fatal suerte. A esta horrible suma hay que agregar 15 millones de muertos en los países ocupados, más de 3 millones de prisineros de guerra soviéticos muertos en los campos, más de un millón de deportados fallecidos, principalmente eslavos; y 1,6 millones de judíos y otras 8 millones de personas que sobrevivieron a los campos nazis, pero quedaron con secuelas para toda la vida.
  • Los "democráticos" aliados no lo hicieron mejor. Como revancha a los bombardeos aéreos llevados a efecto por los alemanes al comienzo de la guerra, los aliados, a partir de 1943 desencadenaron una espantosa campaña de bombardeo de las ciudades alemanas, aun más destructiva que los ataques a las ciudades británicas en la Batalla de Inglaterra. Como ejemplo, sólo el día 13 de febrero de 1945, se estima que entre 25 mil y 140 mil personas murieron asesinadas durante el bombardeo aliado a la ciudad alemana de Dresde. Las 80 mil víctimas de Hiroshima y las 75 mil de Nagasaki no fueron las primeras.
  • Luego de su victoria frente a Alemania, la Unión Soviética levantó un imperio que llegó a gobernar sobre la tercera parte de la población mundial, regida por gobiernos comunistas satélites, dirigidos desde Moscú. En los países comunistas de Europa (Polonia, Checoslovaquia, Yugoslavia, Hungría, Bulgaria, Rumania y Albania), se estima que el número de víctimas fatales superó el millón. En números netos, la China comunista vence con largueza: las represiones cobraron unas 65 millones de víctimas. En términos relativos, el régimen de Pol Pot, en Camboya, es el peor: con dos millones de muertos, en poca más de tres años, eliminó a un tercio de la población del pais. En Vietnam, las cifras se elevan por sobre el millón, sin contar las víctimas por la guerra que enfrentó al régimen comunista con su vecino del sur y con Estados Unidos. El régimen norcoreano, aún en el poder, ha acabado con la vida de unos 2 millones de personas. El régimen prosoviético de Afganistán asesinó a un millón y medio de personas. En los estados socialistas africanos, la cifra oscila entre el millón y medio y los dos millones de víctimas. En la Cuba de Fidel Castro, 100 mil personas han pasado por siniestros campos de concentración, más de 15 mil personas han sido asesinadas y casi el 20 por ciento de la población ha tenido que huir al exilio. En tanto, en el resto de América Latina, los movimientos comunistas subversivos han causado la muerte de unas 150 mil personas. Así, el movimiento marxista internacional totaliza entre 100 y 120 millones de muertes a su haber. Sin contar los sobrevivientes secuelados y las millones de personas que han debido vivir bajo una tiranía atroz.
  • En abril de 1994 la muerte en un accidente de aviación del general Juvenal Habyarimana y el avance del Frente Patriótico Ruandés desencadena una multitud de masacres en el país contra los tutsis obligando a un desplazamiento masivo de personas hacia campos de refugiados situados en la frontera con los países vecinos, en especial el Zaire (hoy República Democrática del Congo). En agosto de 1995 tropas zaireñas intentan expulsar a estos desplazados a Ruanda. Catorce mil personas son devueltas a Ruanda, mientras que otras 150.000 se refugian en las montañas. Más de 500.000 personas fueron asesinadas y casi cada una de las mujeres que sobrevivieron al genocidio fueron violadas. Muchos de los 5.000 niños nacidos fruto de esas violaciones fueron asesinados. Probablemente, nunca se sabrá cuántos muertos provocó. Se calculan entre 800.000 y 1.000.000. Si fueron 800.000 equivaldrían al 11 por ciento del total de la población y 4/5 de los tutsis que vivían en el país. Tampoco se sabe cuántas víctimas ha provocado la venganza tutsi. Aunque se suele hablar del "otro genocidio".

Si es difícil hacer una contabilidad exacta de las víctimas fatales de estas atrocidades, es más complejo aun estimar el número de víctimas de torturas, deportaciones, violaciones, exilio, vejaciones o hambre, que pudieron sobrevivir, pero que quedaron con secuelas para toda la vida, en su cuerpo, su mente y su espíritu. Por otro lado, es imposible cuantificar en términos numéricos la profunda huella de sufrimientos causados en las sociedades donde influyeron. Ciertas clases de heridas son difíciles de calcular ¿Cómo cuantificar el sufrimiento de millones de mujeres que no volvieron a ver a su hijo, su hermano, su esposo? ¿Cómo curar el dolor de una mujer sometida a torturas y abusos sexuales inimaginables durante meses? ¿Cómo compensar el resentimiento de alguien que perdió a sus padres y hermanos en una purga? ¿Cómo devolver la cordura a quien terminó volviéndose loco por los padecimientos sufridos en un campo de concentración? ¿Cómo devolver la convivencia cívica a países sometidos durante decenios a una tiranía atroz? ¿Cómo saber de qué logros habrían sido capaces, de haber gozado de una existencia en libertad? ¿Cómo devolverles—en suma— las oportunidades perdidas?

Los anteriores son sólo unos pocos entre los más conocidos genocidios de la historia reciente. Aquellos que, como yo, hemos combinado la vocación periodística con el estudio y enseñanza de la historia, tenemos el deber de impedir que el olvido arrastre la memoria de las víctimas anónimas quienes, la mayoría de las veces, no sabían por qué eran asesinados o encarcelados. Sobre todo, porque estas atrocidades quedaron todas casi completamente impunes. Y siguen quedando así, porque la dinámica del odio sigue presente en muchas partes del globo, desde donde nos llegan a menudo los reportes de los medios de comunicación con las noticias de persecuciones políticas masivas, limpiezas étnicas o intolerancias religiosas.

Esto debe ser también un recordatorio para que el mundo adquiera conciencia de que nunca es lícito dañar a otro ser humano injustificadamente. Y, por último, espero que resulte en una pequeña compensación para los millones de sobrevivientes de las tragedias, que no hallan foros para alzar la voz y pedir, si no justicia, al menos, tribuna. Aquí la tienen.

2 Comments:

Anonymous Anónimo said...

tienes tanta razón.. lo más ilógico es que Japón aún no está en paz. Quizás aún el odio se esconde en sus corazones, esperemos que hechos como esos no vuelvan a pasar.

10 agosto, 2005 12:38  
Anonymous Anónimo said...

Lo dijo Herman Hess en su libro " El lobo estepario" El hombre sigue siendo el mismo lobo del hombre.
Ahora digo yo que mucho peor porque aquellos matan para su sobrevivencia.
Y sin esperanzas de mejorar porque van 10.000 años y estos terribles acontecimientos se suceden cíclicamente

09 octubre, 2008 15:29  

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