Hace 100 años. 1 de mayo de 1916. Primera Guerra Mundial
Hace 100 años
1 de mayo de 1916
Primera Guerra Mundial
El 25 de abril de 1916, un grupo de cruceros de batalla alemanes ataca
las localidades de Lowestoft y Yarmouth, como parte del apoyo prometido a los
separatistas irlandeses, que están empeñados en el gran “Alzamiento de Pascua”.
Desde el punto de vista militar, los resultados no fueron satisfactorios para
la “Hochseeflotte”, que esperaba atraer unidades navales británicas a la
batalla de manera aislada, para así poder destruirlas en detalle y disminuir en
algo la ventaja numérica de la “Grand Fleet”. Los cruceros ligeros y
destructores británicos que se acercaron hasta las naves alemanas, pusieron
distancia entre ellos y los atacantes, apenas entendieron que enfrentaban una
flota de grandes cruceros de batalla. De modo que la incursión no causó más que
unas pocas bajas en las unidades navales británicas. Tampoco causó demasiado
daño en las instalaciones navales de Lowestoft y Yarmouth, pero se produjeron
víctimas civiles, que vinieron a golpear aún más la ya deteriorada imagen
internacional del Imperio Alemán, especialmente entre el público
norteamericano, al que se le presentó la versión de una flota alemana dedicada
a destruir pueblitos costeros con sus grandes cañones.
En la mañana del 27 de abril de 1916, el acorazado “predreadnought” “HMS
Russell”, de la Marina Británica, resulta hundido, luego de impactar dos minas
sembradas por el submarino alemán “U-73” frente a las costas de Malta. Las
bajas británicas ascienden a 27 oficiales y 98 tripulantes.
El 26 de abril, el Gobierno del Zar accede a los términos del llamado
“Acuerdo Sykes-Picot”, convenido poco antes entre Francia y Gran Bretaña,
referido a futuras esferas de influencia de las potencias de la Entente sobre
los territorios del Imperio Otomano, una vez que fuere derrotado. El acuerdo
sería firmado pocos días después, pero se mantendría secreto hasta 1917. Como
casi todos los acuerdos diplomáticos secretos, contradecía muchos de los
compromisos contraídos por la Entente antes y durante la guerra. Desde el punto
de vista de franceses, rusos y británicos, la suerte de los turcos estaba
echada. Sin embargo, en Kut, ese mismo abril de 1916, estos últimos darían
prueba de que todavía tenían fuerza y medios para luchar.
Luego de 147 días de asedio, el 29 de abril de 1916, se rinden las tropas
del Imperio Británico asediadas por los turcos en Kut, Mesopotamia. Tras fallar
todos los intentos de relevar a las fuerzas sitiadas, los británicos
secretamente intentaron pagar al gobierno turco, a cambio de obtener libre paso
para sus tropas en Kut. La oferta fue rechazada por los otomanos, que se
preparaban para el asalto final, cuando el jefe de la plaza, general Charles
Townshend, rindió a los casi 13.000 soldados aliados bajo su mando. La caída de
Kut constituyó un serio revés estratégico y, sobre todo, un devastador golpe al
orgullo británico, que había menospreciado la capacidad combativa de las tropas
del Sultán.
Entre el 24 y el 29 de abril de 1916, se desarrolla el “Alzamiento de
Pascua” en Irlanda. En la maña del 24, 1.200 rebeldes irlandeses ocuparon
algunos puntos clave de Dublín. Los líderes del movimiento esperaban contar con
una fuerza más numerosa, pero algunas órdenes confusas lo impidieron. De todos
modos, a medidas que avanzaron las horas, un número difícil de determinar se
unió al alzamiento en desarrollo. Los rebeldes fijaron su cuartel general en la
Oficina General de Correos, desde donde proclamaron una República Irlandesa. La
asonada tomó por sorpresa a los británicos, que siempre estaban preocupados por
la levantisca Irlanda, pero no estaban esperando una rebelión de esta magnitud.
Los primeros contraataques fueron malamente desorganizados y tuvieron poco
éxito en recuperar los puntos ocupados por los rebeldes, que pudieron causar
numerosas bajas a los militares y policías.
Tras recuperarse del impacto inicial, los británicos reaccionaron
reforzando su presencia militar en la isla, especialmente en Dublín, y
procurando organizar mejor su respuesta. Una vez que los británicos empezaron a
coordinarse, resultó claro que los rebeldes irlandeses estaban imposiblemente
superados en número y material. Además el alzamiento sólo prendió en Dublín con
real fuerza, posibilitando a los británicos concentrar sus esfuerzos en la
capital.
Para el 29, Sábado Santo, era evidente que la suerte estaba echada. Su
cuartel general había sido atacado por todos los medios militares disponibles,
incluyendo artillería. El nivel de daño era tal, que el mando separatista tuvo
que excavar un túnel y establecerse en un edificio cercano. Dándose cuenta de
que el levantamiento ya no llevaba a ninguna parte y sólo causaría mayores
víctimas inocentes, el líder republicano, Patrick Pearse, ordenó la rendición
incondicional de los rebeldes. La orden de rendición fue llevada hasta los
distintos núcleos de resistencia, aunque se produjeron enfrentamientos
esporádicos hasta el domingo 30.
El “Alzamiento de Pascua” marca el inicio del período revolucionario
irlandés, que concluiría con la Guerra de Independencia Irlandesa (1919-1921) y
el establecimiento del “Estado Libre de Irlanda” en 1922. En cuanto a sus
efectos más profundos, la respuesta británica fue brutal, simplemente
ejecutando a la mayoría de los rebeldes que se habían rendido. Además, durante
lo más duro de la lucha, la reacción militar británica produjo muchas bajas
civiles. Con todo, los rebeldes tampoco recibieron el apoyo unánime de la
población, que los consideraba culpables de causar mayores penurias en la
gente, por causa de una rebelión condenada de antemano al fracaso. En los años
siguientes, la lucha irregular se intensificó y los británicos apretaron un
poco más el puño. Aunque la mayor parte de la opinión pública era partidaria de
un arreglo pacífico para dar autonomía a Irlanda, la mayoría de los irlandeses
terminó convenciéndose de que los medios políticos no bastarían para sacar al
Ejército Británico de la isla. El aumento de la violencia fue la lógica
consecuencia de este orden de cosas.
En la fotografía, un aspecto del dañado centro de Dublín, tras el
aplastamiento de la rebelión.

Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia, Libertad
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