Hace 75 años. 10 de abril de 1941. Segunda Guerra Mundial
Hace 75 años
10 de abril de 1941
Segunda Guerra Mundial
El 6 de abril de 1941, los italianos son obligados a abandonar Addis
Abeba, capital de su efímero Imperio Etíope, que será devuelto a su monarca
legítimo, el “Negus” Haile Selassie. Las fuerzas de la Commonwealth también
presionan a las últimas tropas italianas que quedan en Eritrea y Somalia. Los sueños
imperiales de “Il Duce”, Benito Mussolini, se van haciendo humo.
La primera mitad de 1941 es de los peores momentos para los británicos en
la Batalla del Atlántico. El 4 de abril, el convoy SC-26 pierde la mitad de las
naves que lo componían. Los submarinos alemanes están dándose un festín a costa
de las marinas mercantes aliadas. Para contrarrestar la amenaza de los
sumergibles germanos, el gobierno libre de Dinamarca, que funciona en el exilio
londinense, autoriza a Estados Unidos que ocupe Groenlandia e Islandia. Los norteamericanos
construirán bases aéreas y navales para apoyar el esfuerzo aliado de guerra en
las heladas aguas del Atlántico Norte.
La guerra se complica para los británicos también en otros frentes. El 6
de abril, los alemanes lanzan la “Operación Marita”, cuyo objetivo es la
ocupación militar de Grecia y Yugoslavia. Además de los italianos, que ya
luchaban contra los griegos desde fines de 1940, los alemanes recibirán el
apoyo de búlgaros y húngaros durante una campaña que finalizaría antes de la
llegada de mayo, con la victoria completa de las fuerzas del Eje, a pesar de
contar con la asistencia de una fuerza expedicionaria británica. Sin embargo,
yugoslavos, griegos y británicos ofrecieron encarnizada resistencia, que obligó
a los alemanes a pagar muy caro su éxito, tanto en soldados y equipo, como en
precioso tiempo, que se echaría de menos más tarde, durante la invasión alemana
a Rusia. Por lo pronto, durante los dos primeros días de guerra en Yugoslavia,
la “Luftwaffe” inicia un devastador asalto aéreo, que prácticamente barre con
las aviaciones griega y yugoslava, y deja Belgrado en ruinas. Para el 8 de
abril, los alemanes ya están en Salónica.
El 10 de abril de 1941, las tropas germano-italianas que luchan en el
Norte de África llegan hasta Tobruk, que quedará completamente rodeada por
tropas del Eje el día siguiente. El escenario quedaba montado para el largo “Sitio
de Tobruk”, que se prolongaría por 241 días, hasta fines de noviembre de 1941. La
imposibilidad de capturar Tobruk de inmediato fue el primer contratiempo serio sufrido
por el general Erwin Rommel, desde que iniciara su ofensiva sobre Cirenaica a
fines de marzo. Rommel había llegado hasta África con sus tropas en febrero de
1941, con el único propósito de evitar que Tripolitania cayera en manos británicas,
tal como había pasado con Cirenaica. La pérdida total de Libia significaría un
rudo golpe a la moral italiana, que quizás hasta podría poner en entredicho el
liderazgo político de Mussolini. Tampoco podía predecirse qué ocurriría con las
colonias francesas de Túnez, Argelia y Marruecos, controladas hasta el momento
por el gobierno del mariscal Pétain, si llegaba hasta sus fronteras una fuerza
victoriosa de Gran Bretaña y sus dominios. El propósito de Rommel y sus hombres
en África residía sólo en evitar ese escenario desastroso para el Eje, pero no
se esperaba de él que hiciera otra cosa que una defensa enérgica y se le había
advertido que no esperara muchos más refuerzos.
El jefe británico a cargo del Medio Oriente, sir Archibald Wavell, sabía
que los alemanes estaban llevando tropas a África desde febrero de 1941, pero
de todos modos accedió a debilitar a sus tropas en Libia, retirando lo mejor de
las mismas desde Egipto, para desplegarlas contra la inminente invasión alemana
de Grecia. Wavell confiaba en que Rommel no tendría todos sus medios listos
antes de mayo. Wavell posiblemente estaba en lo cierto, pero no contaba con que
Rommel no estaba dispuesto a esperar que llegara todo su ejército y ni siquiera
la mayor parte para lanzarse al ataque. Contrariando expresas órdenes de Berlín
y de Roma, Rommel inició su avance el 24 de marzo de 1941, colocando las
primeras unidades de su “Afrika Korps” frente a las posiciones de la 3ª Brigada
Acorazada Británica, al sur de Mersa Brega, que cayó el 1 de abril. A partir de
ese momento, Rommel empujó a las tropas de la “Commonwealth” a través de toda
Libia, hasta llevarlas hasta la mismísima frontera egipcia.
Rommel estaba cosechando resonantes triunfos ahí donde el mando italiano
había cosechado aplastantes derrotas. Por una parte, Rommel estaba mejor
equipado que el mariscal Graziani cuando éste atacó Egipto, para luego verse
obligado a retroceder por Cirenaica. Las pocas tropas alemanas que habían
llegado a África disponían de un núcleo de fuerzas motorizadas y blindadas, que
podían moverse rápidamente a los puntos del frente donde fueran más necesarias.
Graziani, en cambio, tenía un ejército mucho más numeroso, pero compuesto
mayoritariamente por infantería no motorizada, que sólo servía para combatir en
posiciones defensivas, que podían ser flanqueadas por un enemigo resuelto que
contara con medios motorizados y, sobre todo, con buenos y abundantes tanques,
otro importante recurso en que la Italia Fascista quedaba corta. Además Rommel
comprendía mucho mejor que sus adversarios británicos y que sus aliados
italianos la naturaleza móvil y vertiginosa de la guerra en el desierto. La derrota
inicial de los italianos, sin embargo, tuvo efectos que se dejaron sentir
durante toda la campaña africana, especialmente en cuanto a la moral de los
italianos y a la confianza en sus capacidades y en sus armas. De todos modos,
cuando tuvieron recursos decentes a su disposición y estuvieron bien mandados,
los italianos fueron un activo importantísimo en las operaciones de Rommel, tal
como él mismo lo reconoce en sus memorias.
Para el 19 de abril, los altos mandos en Berlín y en Roma esperaban un
informe sobre el ritmo de avance en Cirenaica; nueve días antes de esa fecha,
Rommel y sus tropas ya la habían
conquistado completa; de paso, habían llegado a la frontera egipcia y habían expulsado
a las tropas de la “Commonwealth” hasta Egipto, salvo por una bolsa que
contenía, para desgracia de Rommel, el crucial puerto-fortaleza de Tobruk. El jefe
alemán suponía que la posición británica en África estaba al borde del colapso.
Esperaba, en consecuencia, que Tobruk cayera al primer asalto, operación que
ordenó de inmediato el 10 de abril, cuando las fuerzas bajo su mando llegaron a
las inmediaciones del puerto. Al mismo tiempo, estableció como nuevo objetivo
del “Afrika Korps” la conquista de Egipto hasta el Canal de Suez, que esperaba
ocurriera a continuación de la caída de Tobruk. Sin embargo, los 25.000
británicos y australianos que defendían Tobruk no estaban dispuestos a
abandonar sus posiciones sin fiera lucha.
Incluso con el contratiempo de Tobruk, el avance de Rommel por Cirenaica
había sido espectacular. En cosa de días, reconquistó media Libia y casi
deshizo a las tropas de la “Commonwealth” en el proceso. El progreso de la
campaña fue tan rápido que, durante la retirada, fueron capturados el general
Philip Neame, gobernador miltar de Libia, y el general Richard O’Connor,
comandante de la Fuerza del Desierto Occidental, que en el apuro de la retirada
se extraviaron y fueron a dar con una patrulla alemana en la noche del 7 de
abril, que los tomó prisioneros junto con buena parte de su plana mayor.
En la fotografía (de izquierda a derecha), el brigadier John Coombe, el
general O’Connor y el general Neame charlan poco antes de partir hacia su
cautiverio en Italia.
Imagen tomada de http://ww2db.com/images/person_oconnor3.jpg

Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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