domingo, 27 de marzo de 2016

Hace 75 años. 27 de marzo de 1941. Segunda Guerra Mundial

Hace 75 años
27 de marzo de 1941
Segunda Guerra Mundial

El 24 de marzo de 1941, contrariando las órdenes expresas de sus superiores, el general Erwin Rommel desencadena la primera de sus famosas ofensivas en el desierto africano. El “Zorro del Desierto” empieza a escribir su historia y a forjar su leyenda. Antes de finalizar el primer día, los alemanes habían tomado El Agheila, el primero de sus objetivos en Cirenaica. Los británicos habían debilitado sus fuerzas en el área, obligados a reforzar otros teatros de operaciones, como Grecia y Sudán. Además el ataque los tomó por sorpresa, pues suponían que los alemanes necesitarían mucho más tiempo para consolidar su posición en Tripolitania, antes de lanzarse a Cirenaica. Rommel, sin embargo, no estaba dispuesto a sentarse a esperar.

La “Royal Navy” y la “Regia Marina” disputan ferozmente el control del Mediterráneo en estos días finales de marzo. El 25 de marzo de 1941, un grupo de MTM (“Motoscafo Turismo Modificato”, algo así como “Lanchas de Turismo Modificadas”) italianas, acondicionadas para ser llenadas de explosivos y lanzadas contra blancos enemigos, realizan un atrevido ataque en la Bahía de Suda, en Creta. Como resultado de la acción, resultan hundidos el crucero pesado “HMS York”, el gran tanquero noruego “Pericles”, un tanquero pequeño y un carguero. La incursión fue llevada a cabo por elementos de la “Decima Flottiglia MAS”, que se convertiría en una de las más famosas y temidas unidades de comando que actuaron en la guerra.

La respuesta de los británicos llegaría dos días después, el 27 de marzo, cuando la “Royal Navy” consiguiera atraer a buena parte de la flota de superficie italiana a una trampa frente a las costas del Peloponeso, en lo que se conocería como “Batalla del Cabo Matapán”. La batalla se prolongaría hasta el 29 y se convertiría en una resonante victoria británica.

En Yugoslavia, el 21 de marzo, ha renunciado parte del gabinete, en protesta por el pacto acordado entre el regente y la Alemania Nazi. Es sabido que el Príncipe Pablo tomó la decisión con reluctancia y convencido de que era la única manera de ahorrarle dolores a su país. No obstante, la mayor parte de la población serbia, que es la dominante en la federación yugoslava, siente un profundo desprecio por los nazis. De inmediato, se multiplican las protestas y demostraciones callejeras en Belgrado. El 27 de marzo, una parte de las fuerzas armadas organiza un golpe de estado, destituyendo al Príncipe Pablo y su gobierno, y declarando al joven Rey Pedro, de 17 años, con plena capacidad y poderes para asumir el trono. Enfurecido por el golpe y por las protestas antialemanas en las calles de Belgrado, el mismo día del golpe, Hitler despachó la Directiva 25, que ordenaba tratar a Yugoslavia como una nación hostil y preparar su invasión, posponiendo la fecha de inicio del planificado ataque a la Unión Soviética, que sufriría varias semanas de retraso, muy echadas de menos más tarde, cuando las tropas alemanas estuvieran sufriendo el invierno ruso a las puertas de Moscú, algunos meses después. Las órdenes de Hitler incluían a Italia en el desarrollo de las operaciones y en la posterior ocupación militar. Asimismo esperaban atraer a Bulgaria y Hungría en la invasión, ofreciéndoles recuperar algunos territorios perdidos luego de la última guerra.

El 27 de marzo, se puede dar por concluida la Batalla de Keren, con la victoria de las fuerzas de la “Commonwealth” sobre una fuerza mixta de tropas regulares y coloniales italianas que intentaban defender el África Oriental Italiana (AOI). El territorio colonial italiano de la región se componía de Eritrea y la Somalia Italiana, ambas colonizadas a fines del siglo XIX; Etiopía (también llamada Abisinia), invadida en 1935, y la Somalia Británica, ocupada en 1940, tras el ingreso de Italia en la guerra. Entre el AOI y Libia se interponían Egipto y Sudán, ambos controlados por Gran Bretaña. Uno de los objetivos de la intervención italiana en el Norte de África era unir todos los territorios coloniales italianos de África mediante la ocupación de Egipto y el Canal de Suez, a lo que luego seguiría naturalmente la caída de Sudán. Sin embargo, el fracaso de la ofensiva del mariscal Graziani, lanzada a fines de 1940, impidió unir los dispersos territorios italianos. El AOI permaneció aislado de Italia, que estaba impedida de enviar refuerzos o abastecimientos a sus tropas, que plantearon una defensa heroica, pero inútil a la larga.

Por un lado, los italianos estaban rodeados de colonias hostiles y del mar, controlado por la también hostil “Royal Navy”. No tenían manera de recibir ayuda y apenas podían retrasar lo inevitable, salvo que ocurriera un suceso muy fuera de lo común. Por otro lado, los británicos, incluso en uno de los momentos más difíciles de su historia, mientras todavía pudieran dominar los mares con su poderosa armada, eran capaces de movilizar diversos recursos de sus aliados y desde las distintas partes de su gigantesco Imperio para luchar en un teatro de operaciones tan alejado como el Cuerno de África. En efecto, el Comando del Medio Oriente, al mando del general Archibald Wavell, pudo disponer para la batalla de dos divisiones de infantería de la India (4ª y 5ª) y de la Brigada del Oriente de la Francia Libre, además de superiores medios de apoyo naval y aéreo.

La ocupación de Keren permitía a los británicos controlar las rutas que conducían a Asmara, capital de Eritrea, y Massawa, el puerto que servía de base a la “Flotta del Mar Rosso”. Esta fuerza naval de la “Regia Marina” era relativamente pequeña. Consistía de siete destructores, organizados en dos divisiones; un escuadrón de lanchas torpederas y un grupo de ocho submarinos, organizados en dos escuadrones. El aislamiento de las colonias italianas significaba, entre otras cosas, que los buques de la flotilla siempre estaban escasos de combustible, limitando así las posibilidades de emprender acciones ofensivas sobre el tráfico aliado en las aguas cercanas. Sin embargo, los marinos italianos se las arreglaron para emprender algunos ataques a los convoyes y se mantuvieron como una amenaza latente, que rara vez dejaba su puerto, pero que mantuvo preocupado al Almirantazgo británico hasta que el puerto se rindió, luego de una dura resistencia que se prolongó hasta el 8 de abril.

El acoso al efímero Imperio Italiano forjado por Mussolini en África Oriental es múltiple. En Etiopía, una brigada nigeriana de la 11ª División Africana Británica, avanza hacia posiciones italianas que defienden Addis Abeba, capital del Imperio Etíope. Al mismo tiempo, tropas de la 2ª División Sudafricana llegan a reforzar las fuerzas encargadas de reconquistar la Somalia Británica. El sueño imperial de “Il Duce” se desvanece…  

Abajo, una estampilla del servicio postal italiano, que alude a la alianza con Alemania, usada en el África Oriental Italiana, tal como aparece en el impreso. Además de los perfiles de Hitler y Mussolini, quedan representados los símbolos del nazismo y el fascismo (la esvástica y los fasces), junto con la leyenda “due popoli, una guerra” (“dos pueblos, una guerra”).




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