Hace 75 años. 27 de marzo de 1941. Segunda Guerra Mundial
Hace 75 años
27 de marzo de 1941
Segunda Guerra Mundial
El 24 de marzo de 1941, contrariando las órdenes expresas de sus
superiores, el general Erwin Rommel desencadena la primera de sus famosas
ofensivas en el desierto africano. El “Zorro del Desierto” empieza a escribir
su historia y a forjar su leyenda. Antes de finalizar el primer día, los
alemanes habían tomado El Agheila, el primero de sus objetivos en Cirenaica.
Los británicos habían debilitado sus fuerzas en el área, obligados a reforzar
otros teatros de operaciones, como Grecia y Sudán. Además el ataque los tomó
por sorpresa, pues suponían que los alemanes necesitarían mucho más tiempo para
consolidar su posición en Tripolitania, antes de lanzarse a Cirenaica. Rommel,
sin embargo, no estaba dispuesto a sentarse a esperar.
La “Royal Navy” y la “Regia Marina” disputan ferozmente el control del
Mediterráneo en estos días finales de marzo. El 25 de marzo de 1941, un grupo
de MTM (“Motoscafo Turismo Modificato”, algo así como “Lanchas de Turismo
Modificadas”) italianas, acondicionadas para ser llenadas de explosivos y
lanzadas contra blancos enemigos, realizan un atrevido ataque en la Bahía de
Suda, en Creta. Como resultado de la acción, resultan hundidos el crucero
pesado “HMS York”, el gran tanquero noruego “Pericles”, un tanquero pequeño y un
carguero. La incursión fue llevada a cabo por elementos de la “Decima
Flottiglia MAS”, que se convertiría en una de las más famosas y temidas
unidades de comando que actuaron en la guerra.
La respuesta de los británicos llegaría dos días después, el 27 de
marzo, cuando la “Royal Navy” consiguiera atraer a buena parte de la flota de
superficie italiana a una trampa frente a las costas del Peloponeso, en lo que
se conocería como “Batalla del Cabo Matapán”. La batalla se prolongaría hasta
el 29 y se convertiría en una resonante victoria británica.
En Yugoslavia, el 21 de marzo, ha renunciado parte del gabinete, en
protesta por el pacto acordado entre el regente y la Alemania Nazi. Es sabido
que el Príncipe Pablo tomó la decisión con reluctancia y convencido de que era
la única manera de ahorrarle dolores a su país. No obstante, la mayor parte de
la población serbia, que es la dominante en la federación yugoslava, siente un
profundo desprecio por los nazis. De inmediato, se multiplican las protestas y
demostraciones callejeras en Belgrado. El 27 de marzo, una parte de las fuerzas
armadas organiza un golpe de estado, destituyendo al Príncipe Pablo y su
gobierno, y declarando al joven Rey Pedro, de 17 años, con plena capacidad y
poderes para asumir el trono. Enfurecido por el golpe y por las protestas
antialemanas en las calles de Belgrado, el mismo día del golpe, Hitler despachó
la Directiva 25, que ordenaba tratar a Yugoslavia como una nación hostil y preparar
su invasión, posponiendo la fecha de inicio del planificado ataque a la Unión
Soviética, que sufriría varias semanas de retraso, muy echadas de menos más
tarde, cuando las tropas alemanas estuvieran sufriendo el invierno ruso a las
puertas de Moscú, algunos meses después. Las órdenes de Hitler incluían a Italia
en el desarrollo de las operaciones y en la posterior ocupación militar.
Asimismo esperaban atraer a Bulgaria y Hungría en la invasión, ofreciéndoles
recuperar algunos territorios perdidos luego de la última guerra.
El 27 de marzo, se puede dar por concluida la Batalla de Keren, con la
victoria de las fuerzas de la “Commonwealth” sobre una fuerza mixta de tropas
regulares y coloniales italianas que intentaban defender el África Oriental
Italiana (AOI). El territorio colonial italiano de la región se componía de
Eritrea y la Somalia Italiana, ambas colonizadas a fines del siglo XIX; Etiopía
(también llamada Abisinia), invadida en 1935, y la Somalia Británica, ocupada
en 1940, tras el ingreso de Italia en la guerra. Entre el AOI y Libia se
interponían Egipto y Sudán, ambos controlados por Gran Bretaña. Uno de los
objetivos de la intervención italiana en el Norte de África era unir todos los
territorios coloniales italianos de África mediante la ocupación de Egipto y el
Canal de Suez, a lo que luego seguiría naturalmente la caída de Sudán. Sin
embargo, el fracaso de la ofensiva del mariscal Graziani, lanzada a fines de
1940, impidió unir los dispersos territorios italianos. El AOI permaneció
aislado de Italia, que estaba impedida de enviar refuerzos o abastecimientos a
sus tropas, que plantearon una defensa heroica, pero inútil a la larga.
Por un lado, los italianos estaban rodeados de colonias hostiles y del
mar, controlado por la también hostil “Royal Navy”. No tenían manera de recibir
ayuda y apenas podían retrasar lo inevitable, salvo que ocurriera un suceso muy
fuera de lo común. Por otro lado, los británicos, incluso en uno de los
momentos más difíciles de su historia, mientras todavía pudieran dominar los
mares con su poderosa armada, eran capaces de movilizar diversos recursos de
sus aliados y desde las distintas partes de su gigantesco Imperio para luchar
en un teatro de operaciones tan alejado como el Cuerno de África. En efecto, el
Comando del Medio Oriente, al mando del general Archibald Wavell, pudo disponer
para la batalla de dos divisiones de infantería de la India (4ª y 5ª) y de la
Brigada del Oriente de la Francia Libre, además de superiores medios de apoyo
naval y aéreo.
La ocupación de Keren permitía a los británicos controlar las rutas que
conducían a Asmara, capital de Eritrea, y Massawa, el puerto que servía de base
a la “Flotta del Mar Rosso”. Esta fuerza naval de la “Regia Marina” era
relativamente pequeña. Consistía de siete destructores, organizados en dos
divisiones; un escuadrón de lanchas torpederas y un grupo de ocho submarinos,
organizados en dos escuadrones. El aislamiento de las colonias italianas
significaba, entre otras cosas, que los buques de la flotilla siempre estaban
escasos de combustible, limitando así las posibilidades de emprender acciones
ofensivas sobre el tráfico aliado en las aguas cercanas. Sin embargo, los
marinos italianos se las arreglaron para emprender algunos ataques a los
convoyes y se mantuvieron como una amenaza latente, que rara vez dejaba su
puerto, pero que mantuvo preocupado al Almirantazgo británico hasta que el
puerto se rindió, luego de una dura resistencia que se prolongó hasta el 8 de
abril.
El acoso al efímero Imperio Italiano forjado por Mussolini en África
Oriental es múltiple. En Etiopía, una brigada nigeriana de la 11ª División Africana
Británica, avanza hacia posiciones italianas que defienden Addis Abeba, capital
del Imperio Etíope. Al mismo tiempo, tropas de la 2ª División Sudafricana
llegan a reforzar las fuerzas encargadas de reconquistar la Somalia Británica.
El sueño imperial de “Il Duce” se desvanece…
Abajo, una estampilla del servicio postal italiano, que alude a la
alianza con Alemania, usada en el África Oriental Italiana, tal como aparece en
el impreso. Además de los perfiles de Hitler y Mussolini, quedan representados
los símbolos del nazismo y el fascismo (la esvástica y los fasces), junto con
la leyenda “due popoli, una guerra” (“dos pueblos, una guerra”).
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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