domingo, 28 de febrero de 2016

Hace 100 años. 28 de febrero de 1916. Primera Guerra Mundial

Hace 100 años
28 de febrero de 1916
Primera Guerra Mundial

El 24 de febrero de 1916, el gobierno provisional albanés de Essad Bajá evacúa Dürres, ante el avance de las tropas austrohúngaras, que ocupan la ciudad el 27. Al día siguiente, Essad Bajá deja establecido su gobierno en Nápoles, Italia. Bajá fue uno de los tantos que se disputaron el poder el Albania, desde que fuera declarada independiente en 1912, a consecuencia de las Guerras Balcánicas, y hasta el cierre de los procesos de paz que pusieron punto final a la Primera Guerra Mundial. Además de las disputas entre grupos albaneses de distintas tendencias, los vecinos de Albania y las grandes potencias solían intervenir en el país, para favorecer sus intereses. Essad Bajá nunca regresó a Albania. Luego de Nápoles, pasó a París para intentar representar los intereses albaneses en la Conferencia de Paz. Fue asesinado en la capital gala el 13 de junio de 1920.

En Verdún, el primer día de batalla estuvo marcado por el masivo bombardeo de artillería alemana, cuyo bramido podía oírse a 160 kilómetros de distancia. Luego del cañoneo preparatorio, las posiciones francesas fueron atacadas por la infantería alemana, que usó lanzallamas por primera vez en los campos de batalla de Europa, a los que seguían destacamentos especiales de asalto con los fusiles en bandolera, listos para reducir las posiciones defensivas con granadas. El ataque inicial sobre Verdún fue la primera gran ofensiva en que se comprometió el Destacamento de Asalto mandado por el mayor Willy Rohr. En el primer día de batalla, las tropas alemanas habían conseguido penetrar el dispositivo defensivo, sufriendo apenas 600 bajas. A medida que avanzaron los días, el alto mando francés se dio cuenta de la seriedad del ataque y comenzó a reforzar el área, de modo que los alemanes empezaron a sufrir más bajas. El 23 de febrero, el general Noël de Castelnau sugirió al general Joffre que enviara al Segundo Ejército como refuerzo, al mando del general Henri Philippe Pétain, que se convertiría en héroe nacional de Francia al concluir la batalla.

En la tarde del 25 de febrero, grupos aislados del 24º Regimiento de Brandenburgo estaban a unos cientos de metros del Fuerte Douaumont. Su progreso fue tan rápido, que los artilleros alemanes no quisieron creer los reportes y siguieron haciendo fuego de apoyo, incluso cuando empezó a caer sobre sus propias tropas de vanguardia, muchas de las cuales tuvieron que buscar refugio de las bombas de artillería de su propio ejército. Dos grupos aislados de infantes alemanes consiguieron entrar al fuerte, obligados a avanzar por su propio fuego artillero, sin saber que el fuerte estaba ocupado por una guarnición esquelética de mantenimiento, con gran parte de los cañones y ametralladoras sin servidores. El fuerte cayó ese mismo día. Los alemanes habían conseguido el objetivo de Douaumont muy rápido, penetrando 3 kilómetros en un frente de 10 de ancho. Un contraataque francés fracasó en recapturar Douaumont, sufriendo fuertes pérdidas, luego de lo cual Pétain ordenó que no se hicieran más intentos, que se consolidaran las posiciones existentes y que los demás fuertes de la zona fueran ocupados, rearmados y provistos de suministros, en caso de que los alemanes rodearan el área y fuera necesario resistir un asedio.

Para el 26 de febrero, los franceses habían sufrido alrededor de 24.000 bajas, mientras que los alemanes lamentaban poco más de 25.000. La primera semana podía dar un moderado optimismo al mando alemán, pero el nivel de bajas sufrido por los atacantes, hasta el momento, era incompatible con el plan de Von Falkenhayn.

En estos últimos días de febrero de 1916, concretamente el día 23, queda establecido el Ministerio de Bloqueo en Gran Bretaña, con Lord Robert Cecil como su primer titular. En rigor, nunca Gran Bretaña decretó un bloqueo formal contra Alemania y sus aliados, aunque la idea básica del ministerio (y de la política económica asociada a la guerra) era reducir al mínimo la cantidad de suministros recibida por el enemigo. Para inicios de 1916, resultaba claro que la resolución de la guerra no sería rápida, ni fácil. El conflicto se había convertido en una agotadora lucha de desgaste y, para los británicos, era imperativo cortar los suministros que Alemania recibía a través de países neutrales. Pero cada medida adoptada para presionar la economía alemana significaba interferencias con los países neutrales y obligaba a acomodar el bloqueo al ambiente diplomático.

Como Ministro de Bloqueo, Lord Cecil se sentaba en el gabinete y tenía autoridad para coordinar a todas las reparticiones dedicadas a restringir la llegada de suministros a los Imperios Centrales. El delicado trabajo del ministerio no se limitaba a negociar con los gobiernos neutrales y perseguir el contrabando alemán, sino también a evaluar el grado de comercio exterior tolerado con naciones neutrales vecinas a Alemania (el caso de Holanda fue paradigmático y tendría nefastas consecuencias), el intercambio con las naciones neutrales de Escandinavia y Estados Unidos, así como las relaciones con las empresa comerciales de esas regiones y de otros estados que pudieran estar vinculados en el tráfico con Alemania.

Durante 1917 y 1918, el Ministerio de Bloqueo se encargó de vincular al Gobierno con las muchas instancias encargadas de tejer la trama de acuerdos, embargos, prohibiciones, excepciones y licencias sobre las que descansaba el bloqueo. En 1917, con la entrada de Estados Unidos en la guerra, como aliado del Reino Unido, su trabajo se vio notablemente facilitado. El Ministerio de Bloqueo siguió funcionando incluso después del armisticio y no cesó sus actividades sino cuando se firmaron los respectivos tratados de paz en 1919. Fue, en gran medida, el asedio económico lo que obligó, más que cualquier otro factor, a la rendición de Alemania y de sus aliados.

Abajo, una ilustración satírica. A la izquierda, el Káiser Guillermo dice: “¿Por qué torpedeamos buques de pasajeros? Porque los infames ingleses nos matan de hambre”. El título de esa parte de la lámina dice “Para los neutrales”. A la derecha, el mismo Guillermo, dirigiéndose a los alemanes, dice: “¿Quién dice que estamos en aprietos? ¡Miren lo que nuestra espléndida organización está haciendo!”





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