lunes, 10 de octubre de 2016

Hace 75 años. 9 de octubre de 1941. Segunda Guerra Mundial. La "Wehrmacht" hacia Moscú

Hace 75 años
9 de octubre de 1941
Segunda Guerra Mundial

La "Wehrmacht" hacia Moscú

Los alemanes siguen penetrando en Rusia, a pesar de que el clima empeora. “La vastedad de Rusia nos devora”, escribió el mariscal de campo Gerd von Rundstedt a su esposa, luego de vencer en la Batalla de Uman. Hacia fines de 1941, sólo el Grupo de Ejércitos Sur, al mando de este veterano general, había conquistado un territorio más extenso que toda Francia, causando millones de bajas al enemigo, volatilizando ejércitos rusos completos, que abandonaban montañas de material de guerra, casi sin ser usado… pero Rusia parecía cada vez más grande y sus reservas parecían inagotables. Los soldados soviéticos aún estaban desmoralizados y resistían poco, en su mayoría, como lo demostró el cerco de Kiev, pero cientos de miles escapaban de los cercos o retrocedían hacia líneas más seguras y su mentalidad iba a empezar a cambiar, a medida que vieran que rendirse al “Nuevo Orden Nacionalsocialista” no garantizaba ni siquiera la vida. Y luego de destruir un gran ejército, los alemanes se encontraban con otro nuevo y la estepa y los bosques y los ríos y los pantanos no parecían tener final.

El Jefe del Estado Mayor de la “Wehrmacht”, general Franz Halder, confesó que, al inicio de la guerra, esperaban encontrarse con unas 200 divisiones soviéticas. Para agosto de 1941, habían contado 360. Las bajas alemanas eran diez veces menores que las de los soviéticos, pero resultaba claro que los rusos podían reponer sus hombres y equipo perdidos muy rápidamente. Tenían recursos humanos mucho mayores que los esperados por el mando germano y una industria armamentística desarrollada más allá de cualquier cálculo hecho previamente en Europa Occidental. Además ya contaban con el apoyo económico y logístico directo de Gran Bretaña e indirecto de Estados Unidos, que se empezaba a convertir en el gran arsenal, con cuya producción, a la larga, sería destruido el “III Reich”.

Durante el verano, mucho más caluroso que lo imaginado por los alemanes, los soldados de infantería se achicharraron en las largas marchas que emprendían para taponar las brechas formadas en los flancos de las divisiones “Panzer”, que avanzaban para cerrar las grandes bolsas en que quedaban encerrados los ejércitos soviéticos. Los vehículos se estropeaban por las nubes de polvo que penetraban en sus motores, sobre caminos que, en los mapas, parecían autopistas, pero que eran realmente poco más que huellas, convertidas en barriales por las lluvias y los primeros nevazones del otoño. Ya en invierno, el suelo empezaba a endurecerse por el frío congelante que, mejoraba los caminos, pero también empezaba a congelar vehículos, armas y extremidades. Hitler, obsesionado con la idea de una campaña corta, no había querido oír hablar de ropa de invierno para sus tropas, que ahora veían con envidia a los soldados soviéticos, bien equipados para la guerra invernal.

Pero los soldados alemanes se pueden contar entre los mejores del mundo y, a pesar de las muchas dificultades, no se habían detenido en el avance hacia Moscú. El 3 de octubre, el 2º Grupo Panzer captura Orel, a 220 kilómetros al suroeste de la capital roja. En Berlín, en el Palacio de los Deportes, Hitler anuncia en un discurso, que las tropas germanas han capturado 2.500.000 prisioneros de guerra, destruido o capturado 22.000 cañones, 18.000 tanques, 14.500 aviones y habían expandido la ocupación alemana en una superficie que cuadriplicaba a Gran Bretaña desde 1939. Pero, contra todo pronóstico, la URSS sigue peleando.

Al día siguiente de este discurso triunfal, el 3er y 4º Grupos Panzer empiezan a cerrar un nuevo gran cerco en torno a Vyazma. Se preparar otro desastre para el Ejército Rojo, que dejarán ocho ejércitos completos rodeados en la bolsa, que quedará cerrada el 6 de octubre. Para el día 5, aviones soviéticos de reconocimiento observan vehículos alemanes a sólo 50 kilómetros de la capital. La siniestra NKVD quiere encarcelar al comandante de los aviadores por derrotista, pero esta vez incluso Stalin apoya a sus oficiales y se da cuenta de que el peligro de que los alemanes se acomoden en el Kremlin es muy real. El 7, el general Gueorgui Zhúkov, que empieza a convertirse en el mejor general de Stalin, es llamado desde Leningrado, para hacerse cargo de la defensa de Moscú.

El 8 de octubre, en otro de sus discursos, Hitler anuncia que la Campaña de Rusia está terminada para todos los efectos prácticos.

Abajo, el tripulante de un auto blindado de reconocimiento alemán se toma una fotografía para la propaganda. Su ejército ya ha estado en todos los lugares indicados por el letrero: Berlín, Narvik, Brest y Atenas. Sólo le falta Moscú, que está a 100 kilómetros, según el anuncio.






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