Hace 100 años. 3 de abril de 1916. Primera Guerra Mundial
Hace 100 años
3 de abril de 1916
Primera Guerra Mundial
El 30 de marzo de 1916, es hundido el “Portugal”, un barco hospital ruso
que navegaba por el Mar Negro, a la altura de Rizeh, frente a la costa turca.
El “Portugal” había sido enviado a recoger heridos del Ejército Ruso, luego de
la captura de Erzerum por parte de las fuerzas zaristas que actuaban en el
frente armenio. Hallándose en mitad de una operación de recogida de heridos,
usando balsas para llevar a los hombres hasta la nave, la tripulación divisó un
periscopio, según el relato de testigos del hecho. Al estar protegido por el
derecho internacional, el barco no intentó acciones evasivas. El periscopio,
que presuntamente correspondía al submarino alemán “SMU-33”, se acercó al “Portugal”
y disparó un torpedo sin previo aviso, que falló el blanco. En un segundo
intento, el torpedo dio justo en medio de la embarcación, que se partió en dos
y se hundió rápidamente. Fueron 115 las víctimas fatales del hundimiento. El
gobierno turco, sin embargo, siempre sostuvo que el hundimiento se produjo por
el impacto de una mina y no por el ataque de un submarino alemán a las órdenes
del Sultanato.
El 31 de marzo, el dirigible alemán “L-15”, comandado por el capitán
Joachim Breithaupt, es alcanzado por fuego antiaéreo mientras volaba sobre
Inglaterra, en una misión de bombardeo. Con cuatro de sus celdas de gas
destruidas, la aeronave empezó a perder altura y cayó al mar antes de poder
poner rumbo hacia el continente. Sólo un miembro de la tripulación sobrevivió.
A medida que pasaba el tiempo, los aviones de combate y la artillería antiaérea
fueron mejorando, haciendo cada vez más vulnerables a los “zepelines”. En
general, las tripulaciones de los dirigibles consideraban que la mejor defensa
consistía en ganar altura lo más rápido posible, cosa que no siempre se
conseguía a tiempo, como pudo comprobar la tripulación del “L-15”.
La Batalla de Verdún, tan cuidadosamente planificada por el alto mando
alemán, se complica para los atacantes. Las bajas son alarmantes para los dos
bandos, pero los alemanes tienen menos reservas que sus adversarios. Lo último
que Alemania necesita es que las batallas se alarguen. Francia y Gran Bretaña,
en cambio, tienen el tiempo a favor, dueñas de los océanos y conectadas con sus
imperios coloniales, que cubren gran parte de la superficie terrestre. Von
Falkenhayn, Jefe del Estado Mayor Alemán, considera la posibilidad de
retirarse, pero el honor del Ejército, del Káiser y del “Reich” están en juego.
Verdún fue elegido como objetivo, no sólo por hallarse en una saliente del
frente, sino también por la gran carga simbólica que contiene. La antigua
ciudad francesa de Verdún fue una de las últimas en rendirse a los prusianos en
la humillante derrota de 1870. Desde entonces, se había convertido en uno de los
sectores más fortificados de la frontera con Alemania. Los generales alemanes
sabían que la captura de Verdún sería un rudo golpe a la moral francesa, que
obligaría a los mandos franceses a empeñar todos los recursos disponibles en su
recuperación.
Sorprendidos al comienzo, una vez que la batalla se hubo desatado, los
franceses estaban sometidos a constantes bombardeos de la artillería y carecían
de suficientes vías de comunicación que alcanzaran la “Région Fortifiée de
Verdun” (“RFV”, “Región Fortificada de Verdún”). Todo el esfuerzo logístico
necesario para contener la ofensiva germana dependió de un solo camino de siete
metros de ancho. Apenas tomó el mando de la batalla, el general Henri Philippe
Pétain fijó como prioridad mantener la vía abierta y lo más expedita posible.
Numerosa tropa fue puesta a trabajar en el mejoramiento y mantenimiento de la
ruta, mientras que una flota de más de 3.000 camiones fue destinada al
transporte de abastecimientos. Transcurrida la primersa semana de la batalla,
en febrero de 1916, 190.000 soldados franceses habían reforzado Verdún
transitando el camino y 25.000 toneladas de municiones, comida, medicamentos y
otros suministros habían sido llevados hasta el frente. Pétain también
aprovechó el camino para rotar el equivalente de 40 divisiones, desde dentro y
hacia fuera del sector de la batalla, durante los largos meses que duró la
misma, lo que ayudó a mantener tropas siempre frescas en la línea de combate.
El camino fue bautizado posteriormente como “La Voie Sacrée”, “La Vía Sagrada”,
como una forma de resaltar lo relevante que resultó para la victoria francesa.
En la fotografía de abajo, se puede apreciar el incesante tránsito al que
estuvo sometida “La Voie Sacrée” durante la decisiva Batalla de Verdún.
Imagen tomada de http://cdn.history.com/sites/2/2016/02/GettyImages-535820695.jpg
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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