Hace 75 años. 11 de octubre de 1940. Segunda Guerra Mundial
Hace 75 años
11 de octubre de 1940
Segunda Guerra Mundial
El 7 de octubre de 1940, las tropas alemanas inician su ingreso en
Rumania. En teoría, era parte del reciente acuerdo en virtud del cual Rumania
se asociaba al Eje, pero se trataba realmente de una movida de Hitler para
proteger los yacimientos petrolíferos rumanos, que probarían ser claves en el
subsecuente esfuerzo de guerra alemán. Pocos meses antes, la Unión Soviética
había obligado a Rumania a ceder la Besarabia. Aunque, por el momento, nazis y
comunistas eran aliados, la presencia de la “Wehrmacht” en Rumania era un claro
mensaje a los soviéticos, para que se atuvieran estrictamente a la esfera de
influencia que les asignaba el Pacto Molotov-Ribbentrop.
Justo un año antes de la entrada de los alemanes en Rumania, el 6 de
octubre de 1939, se rendía la última unidad operativa del Ejército Polaco,
aplastado entre los agresores nazis, que penetraron desde el oeste, y los
comunistas, que hicieron lo propio desde el este. En muchos aspectos, Polonia y
Rumania compartieron la tragedia de una Europa Central abandonada a su suerte
por las democracias occidentales, que no estuvieron dispuestas a detener a
tiempo los apetitos expansionistas de las tiranías totalitarias. Para cuando
reaccionaron, ya era tarde y el costo a pagar fue una guerra mundial, que
resultaría incluso peor que la anterior. Naciones como Polonia y Rumania además
iniciaron un calvario que partiría con la Segunda Guerra Mundial y se
prolongaría con casi cincuenta años de esclavitud bajo los regímenes marxistas,
nacidos de las cenizas de la contienda. Ese destino trágico sería sufrido
también por otras naciones de la región, transformadas en satélites del Imperio
Soviético que emergió de la misma guerra.
Sin adelantarnos tanto en el tiempo, recuérdese que Polonia y Rumania
habían suscrito una serie de acuerdos en el período de entreguerras, cuyo
objetivo era apoyarse mutuamente para asegurar su independencia frente a las
potencias que pudieran sentirse tentadas de amenazarla. Durante la década de
1920 y hasta inicios de 1930, los pactos rumano-polacos estaban dirigidos, al
principio, a frenar una expansión de la Revolución Bolchevique por sus
respectivos territorios. En 1920, y con mucho esfuerzo, los polacos
consiguieron rechazar una invasión rusa que llegó hasta las mismísimas puertas
de Varsovia, antes de poder ser frenada. Por otro lado, Rumania estuvo también
vinculada con Checoslovaquia y Yugoslavia en un sistema paralelo de alianzas,
denominado “Pequeña Entente”, que nació para disuadir posibles intentos
revanchistas de Hungría, vencida en la Gran Guerra. Polonia nunca se unió a
esta “Pequeña Entente” por los diferendos limítrofes que mantenía con
Checoslovaquia, pero quedaba, de hecho, integrada en un sistema centroeuropeo
de alianzas que, sumando a estas cuatro naciones, podía equivaler al poder de
una gran potencia europea. Al llegar Hitler al poder en 1933, a la permanente
amenaza soviética, se sumó el nazismo como peligro para la soberanía de Europa
Central.
En 1938, cuando la crisis de Múnich tenía a Europa al borde de una
guerra, resultaba claro que la disuasión de la Pequeña Entente y de la alianza
polaco-rumana era creíble sólo con el apoyo de las grandes potencias
democráticas. Gran Bretaña y Francia, sin embargo, decidieron sacrificar a
Checoslovaquia en aras de posponer una guerra que ya resultaba inevitable. Un año
después, en 1939, el panorama para las naciones de Europa Central era aun más
sombrío, con el Pacto de No Agresión firmado por la Alemania Nazi y la Unión
Soviética, dirigido obviamente contra Polonia, en primer lugar, pero contra
todos los pueblos situados entre ambas tiranías, como se pudo apreciar a la
larga.
El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia sin previa
declaración de guerra. Los polacos decidieron resistir la agresión, confiando en
la asistencia de británicos y franceses, con quienes también estaba vinculada
por pactos defensivos. El gobierno polaco decidió no activar, en cambio, la
alianza militar con Rumania y preparó la estrategia de la “Cabeza de Puente
Rumana”. En caso de no poder defender las fronteras polacas del avance alemán,
la estrategia polaca buscaba retirar sus fuerzas ordenadamente al sureste,
hacia la frontera rumana. El territorio polaco en esa zona es montañoso,
pantanoso y atravesado por ríos, es decir, ideal para la defensa. Pocos días
antes del estallido de la guerra, el gobierno polaco había ordenado evacuar las
mejores unidades de la marina de guerra a Gran Bretaña y Francia, junto con la
marina mercante, que se esperaba pudiera proveer de suministros a las fuerzas
polacas a través del puerto rumano de Constanza, en el Mar Negro, hasta que
franceses y británicos lanzaran su propia ofensiva contra Alemania.
El plan polaco de resistencia se vino completamente abajo cuando Polonia
fue traicioneramente invadida por la Unión Soviética el 17 de septiembre de
1939. El alto mando polaco ordenó la retirada de las tropas hacia Rumania que, en
número de cientos de miles, pudieron huir hacia Francia y el Reino Unido, donde
formaron las llamadas Fuerzas Armadas Polacas en el Oeste, que lucharon con
distinción hasta la victoria final. Muchos fueron también los que se quedaron
en Polonia y formaron un movimiento de resistencia que probó ser de los más
peligrosos que tuvieron que enfrentar los alemanes.
En la fotografía, un miembro muy joven del “Armia Krajowa” (“Ejército
Territorial”), el “AK”, que fue el nombre con que se conoció al movimiento
polaco de resistencia a la ocupación nazi.
Imagen tomada de http://www.polishgreatness.com/sitebuilder/images/Warsaw_Uprising_firefight4-308x271.jpg

Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia, Libertad
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home