domingo, 11 de octubre de 2015

Hace 75 años. 11 de octubre de 1940. Segunda Guerra Mundial



Hace 75 años

11 de octubre de 1940
Segunda Guerra Mundial

El 7 de octubre de 1940, las tropas alemanas inician su ingreso en Rumania. En teoría, era parte del reciente acuerdo en virtud del cual Rumania se asociaba al Eje, pero se trataba realmente de una movida de Hitler para proteger los yacimientos petrolíferos rumanos, que probarían ser claves en el subsecuente esfuerzo de guerra alemán. Pocos meses antes, la Unión Soviética había obligado a Rumania a ceder la Besarabia. Aunque, por el momento, nazis y comunistas eran aliados, la presencia de la “Wehrmacht” en Rumania era un claro mensaje a los soviéticos, para que se atuvieran estrictamente a la esfera de influencia que les asignaba el Pacto Molotov-Ribbentrop.

Justo un año antes de la entrada de los alemanes en Rumania, el 6 de octubre de 1939, se rendía la última unidad operativa del Ejército Polaco, aplastado entre los agresores nazis, que penetraron desde el oeste, y los comunistas, que hicieron lo propio desde el este. En muchos aspectos, Polonia y Rumania compartieron la tragedia de una Europa Central abandonada a su suerte por las democracias occidentales, que no estuvieron dispuestas a detener a tiempo los apetitos expansionistas de las tiranías totalitarias. Para cuando reaccionaron, ya era tarde y el costo a pagar fue una guerra mundial, que resultaría incluso peor que la anterior. Naciones como Polonia y Rumania además iniciaron un calvario que partiría con la Segunda Guerra Mundial y se prolongaría con casi cincuenta años de esclavitud bajo los regímenes marxistas, nacidos de las cenizas de la contienda. Ese destino trágico sería sufrido también por otras naciones de la región, transformadas en satélites del Imperio Soviético que emergió de la misma guerra.

Sin adelantarnos tanto en el tiempo, recuérdese que Polonia y Rumania habían suscrito una serie de acuerdos en el período de entreguerras, cuyo objetivo era apoyarse mutuamente para asegurar su independencia frente a las potencias que pudieran sentirse tentadas de amenazarla. Durante la década de 1920 y hasta inicios de 1930, los pactos rumano-polacos estaban dirigidos, al principio, a frenar una expansión de la Revolución Bolchevique por sus respectivos territorios. En 1920, y con mucho esfuerzo, los polacos consiguieron rechazar una invasión rusa que llegó hasta las mismísimas puertas de Varsovia, antes de poder ser frenada. Por otro lado, Rumania estuvo también vinculada con Checoslovaquia y Yugoslavia en un sistema paralelo de alianzas, denominado “Pequeña Entente”, que nació para disuadir posibles intentos revanchistas de Hungría, vencida en la Gran Guerra. Polonia nunca se unió a esta “Pequeña Entente” por los diferendos limítrofes que mantenía con Checoslovaquia, pero quedaba, de hecho, integrada en un sistema centroeuropeo de alianzas que, sumando a estas cuatro naciones, podía equivaler al poder de una gran potencia europea. Al llegar Hitler al poder en 1933, a la permanente amenaza soviética, se sumó el nazismo como peligro para la soberanía de Europa Central.

En 1938, cuando la crisis de Múnich tenía a Europa al borde de una guerra, resultaba claro que la disuasión de la Pequeña Entente y de la alianza polaco-rumana era creíble sólo con el apoyo de las grandes potencias democráticas. Gran Bretaña y Francia, sin embargo, decidieron sacrificar a Checoslovaquia en aras de posponer una guerra que ya resultaba inevitable. Un año después, en 1939, el panorama para las naciones de Europa Central era aun más sombrío, con el Pacto de No Agresión firmado por la Alemania Nazi y la Unión Soviética, dirigido obviamente contra Polonia, en primer lugar, pero contra todos los pueblos situados entre ambas tiranías, como se pudo apreciar a la larga.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia sin previa declaración de guerra. Los polacos decidieron resistir la agresión, confiando en la asistencia de británicos y franceses, con quienes también estaba vinculada por pactos defensivos. El gobierno polaco decidió no activar, en cambio, la alianza militar con Rumania y preparó la estrategia de la “Cabeza de Puente Rumana”. En caso de no poder defender las fronteras polacas del avance alemán, la estrategia polaca buscaba retirar sus fuerzas ordenadamente al sureste, hacia la frontera rumana. El territorio polaco en esa zona es montañoso, pantanoso y atravesado por ríos, es decir, ideal para la defensa. Pocos días antes del estallido de la guerra, el gobierno polaco había ordenado evacuar las mejores unidades de la marina de guerra a Gran Bretaña y Francia, junto con la marina mercante, que se esperaba pudiera proveer de suministros a las fuerzas polacas a través del puerto rumano de Constanza, en el Mar Negro, hasta que franceses y británicos lanzaran su propia ofensiva contra Alemania.

El plan polaco de resistencia se vino completamente abajo cuando Polonia fue traicioneramente invadida por la Unión Soviética el 17 de septiembre de 1939. El alto mando polaco ordenó la retirada de las tropas hacia Rumania que, en número de cientos de miles, pudieron huir hacia Francia y el Reino Unido, donde formaron las llamadas Fuerzas Armadas Polacas en el Oeste, que lucharon con distinción hasta la victoria final. Muchos fueron también los que se quedaron en Polonia y formaron un movimiento de resistencia que probó ser de los más peligrosos que tuvieron que enfrentar los alemanes.

En la fotografía, un miembro muy joven del “Armia Krajowa” (“Ejército Territorial”), el “AK”, que fue el nombre con que se conoció al movimiento polaco de resistencia a la ocupación nazi.



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