miércoles, 9 de septiembre de 2015

Hace 75 años. 6 de septiembre de 1940. Segunda Guerra Mundial



Hace 75 años

6 de septiembre de 1940
Segunda Guerra Mundial

El 31 de agosto de 1940, dos destructores británicos resultan hundidos y un tercero resulta gravemente dañado en el llamado “Desastre de Texel”. El incidente ocurrió cuando la 20ª Flotilla de Destructores se hallaba plantando minas al frente de Texel, en la costa holandesa, y fue alertada de unidades navales alemanas en curso hacia las Islas Británicas. Pensando que podría tratarse de la avanzada de una invasión, la flotilla fue ordenada a interceptar, sólo para caer en un campo minado recién sembrado, que todavía no estaba marcado en las cartas de navegación. Además de las naves, la “Royal Navy” perdió ese día alrededor de 400 hombres, entre muertos, heridos y prisioneros. Era el peor conteo de bajas para la Marina Británica desde la evacuación de Dunquerque.

A partir del 1 de septiembre, los judíos alemanes deben portar una Estrella de David amarilla en lugar visible, que los distinga del resto de los ciudadanos en ciertos lugares y circunstancias. De este modo, la persecución antisemita de los nazis se hace más notoria. Era un paso más en el horroroso camino que terminaría en la “Solución Final” y los campos de exterminio. Con todo, fue una medida contraproducente: para todo observador desapasionado, era obvio que los empobrecidos ciudadanos que llevaban la Estrella de David encima no podían ser los conspirativos y poderosos causantes de todos los males que caricaturizaban Hitler y sus secuaces. Hubo zonas, como el Protectorado de Bohemia y Moravia, donde las autoridades ocupantes incluso llegaron a prohibir medidas de cortesía como el ademán de levantar el borde del sombrero ante los judíos que llevaban el distintivo, pues los nazis lo interpretaban como inaceptable signo de simpatía hacia quienes, a su juicio, debían tener negado todo derecho.

El 6 de septiembre, el Rey Carol de Rumania es obligado a abdicar en favor de su hijo Michael, quien será, sin embargo, una figura sin poder efectivo. El auténtico hombre fuerte sería el “Conducător”, Ion Antonescu. Rumania estaría cada vez más atada a la suerte de la Alemania Nazi y la seguiría en su aventura contra la Unión Soviética, con desastrosas consecuencias.

El asedio a las Islas Británicas prosigue en el aire, donde la “Luftwaffe”, en estos primeros días de septiembre de 1940, empieza a concentrar sus ataques en las zonas urbanas de Inglaterra, sobre todo, Londres. Es el “Blitz”, el bombardeo destinado a sembrar terror en la población civil del enemigo y a paralizar su vida económica. Sería, con todo, uno de los mayores errores de Alemania en la guerra. Pero el asedio también prosigue en el mar, donde los submarinos alemanes viven lo que se conoce como el “Primer Tiempo Feliz”. La caída de Francia permitió a la “Kriegsmarine” hacer uso de los puertos belgas, holandeses y franceses, amenazando con mucho mayor facilidad las líneas de comunicación del Reino Unido con el resto del mundo y del Imperio. Los destructores británicos aun no contaban con equipos para detectar a un submarino alemán que se aproximara por la superficie, de modo que era muy difícil contrarrestar los ataques realizados de noche a los convoyes. Y el sonar sólo servía para encontrar submarinos sumergidos. Entre julio y hasta fines de octubre de 1940, los “U-Boot” destruyeron casi 300 naves de Gran Bretaña y sus aliados y hundieron casi un 1.500.000 toneladas de carga.

De nada servía a Gran Bretaña rechazar el asalto aéreo de la Luftwaffe si perdía la Batalla del Atlántico. Con los recursos de la “Royal Navy” desesperadamente escasos, Winston Churchill aceptó el llamado “Acuerdo de Destructores por Bases”, que fue firmado el 2 de septiembre de 1940 y consistía en transferir 50 destructores obsoletos desde la reserva de la “US Navy” al Reino Unido, que vendrían a reforzar la escolta de los convoyes que cruzaban el Atlántico con los suministros tan urgentemente necesitados para el esfuerzo de guerra británico. A cambio, Gran Bretaña concedía a Estados Unidos el derecho a establecer bases navales y aéreas en una serie de posesiones del Imperio Británico en el Hemisferio Occidental, bajo la figura de un arrendamiento de 99 años. A primera vista, la negociación fue onerosa para el gobierno de Churchill, entre otras cosas, porque los destructores estaban deficientemente mantenidos y fue necesario mucho tiempo para dejarlos en condiciones de presentar batalla. Por otro lado, fue el inicio oficial de una sociedad anglo-británica, que sacó a Norteamérica de su neutralidad aislacionista y se terminó convirtiendo en una poderosa alianza que acabó victoriosamente la guerra contra Hitler y sus aliados.

La imagen de más abajo representa artísticamente el motivo de las preocupaciones de británicos y estadounidenses. Un submarino alemán regresa a la seguridad de su base en St. Nazaire, Francia, luego de una exitosa patrulla en alta mar. Se trata de un submarino “Tipo VIIc”, el “U-552”, llamado “Diablo Rojo”, que llegó a hundir 30 buques aliados al mando del capitán Erich Topp. En la pintura, el submarino se ve sobrevolado por un Focke-Wulf 200 “Condor”, que era un patrullero de alta mar, y por tres bombarderos “Junkers JU-88”. Estos aviones podían llegar a ser tan peligrosos como los submarinos y podrían haber sido decisivos si su uso se hubiera coordinado apropiadamente con la Marina Alemana, pero los alemanes nunca supieron explotar a fondo la combinación del arma aérea con las unidades navales.

Imagen tomada de la presentación “Awesome Aviation Art WW2”.

 

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