domingo, 23 de agosto de 2015

Hace 75 años. 23 de agosto de 1940. Segunda Guerra Mundial



Hace 75 años

23 de agosto de 1940
Segunda Guerra Mundial

El 19 de agosto de 1940, tropas italianas entran en Berbería, capital de la Somalia Británica. Los últimos defensores británicos son evacuados hacia Adén.

Los alemanes asedian las Islas Británicas con todos los medios a su alcance. Desde la costa francesa del Canal de la Mancha, bombardean Dover y sus alrededores usando artillería de largo alcance. En el Atlántico, los submarinos alemanes viven lo que será conocido como “Tiempo Feliz”. La caída de Francia ha significado una calamidad para los ya escasos recursos de la “Royal Navy”. Además de proteger las vitales líneas de comunicación atlánticas, la Marina Británica debe mantener su presencia en el Mediterráneo, donde ya no recibirá la colaboración de la “Marine Nationale” francesa, para ser enfrentada, en cambio, por la potente “Regia Marina” italiana, reforzada por la aviación y los submarinos alemanes que consiguen filtrarse en Gibraltar. Y lo más relevante: Alemania controla la costa atlántica europea, desde Holanda hasta los Pirineos. Los submarinos alemanes pueden atacar los convoyes británicos desde todos los puertos franceses, belgas y holandeses, sin necesidad de realizar la travesía desde Alemania o desde Noruega, mucho más larga y peligrosa. Al mismo tiempo, los submarinos alemanes aumentan en número y reciben muchas mejoras técnicas, que los convierten en naves cada vez más peligrosas y capaces de llegar a distancias cada vez mayores, por períodos cada vez más prolongados.

Sin embargo, en estos días de agosto de 1940, el asedio a la cabecera del Imperio Británico se siente más intensamente en el aire. La “Luftwaffe” y la “RAF” entablan una lucha épica, donde se resuelve la supremacía aérea sobre las Islas Británicas y, en definitiva, el futuro de la Civilización Occidental. El 20 de agosto, Winston Churchill pronuncia su famoso discurso donde expresa que “nunca, en el campo de los conflictos humanos, tanto fue debido por tantos a tan pocos” (“never in the field of human conflict was so much owed by so many to so few”).

Para la RAF, la situación es muy peligrosa y, varias veces, sus generales y pilotos sientes que están a un paso de la derrota. Sin embargo, los valientes aviadores sólo necesitan una cosa para vencer: sobrevivir. Mientras exista una fuerza de cazas británicos en los aires o en los aeródromos británicos, el enorme ejército de Hitler sólo podrá mirar con rabia la costa inglesa, como hace un perro amarrado a una pared, que debe contentarse con ladrar, sin conseguir cruzar las decenas de kilómetros del Canal, que parecen tan insignificantes al lado de las enormes distancias que la “Wehrmacht” ha recorrido triunfal desde septiembre de 1939.

La “Luftwaffe” poseía una numerosa flota, compuesta por excelentes aparatos y tripulada por algunos de los mejores aviadores de su tiempo. Sin embargo, el alto mando, partiendo por Hitler y por Hermann Göring, se mostró a menudo errático. Nunca fue capaz de desarrollar una estrategia coherente y mantenerla en el tiempo. Al comienzo, fue el ataque a las comunicaciones británicas en el Canal, luego fueron los aeródromos de la “RAF”, posteriormente la red de radares, combinado con el ataque a la industria aeronáutica británica y, desde fines de agosto de 1940, todo mezclado con el “Blitz”, es decir, el ataque indiscriminado a zonas pobladas de las grandes ciudades británicas, especialmente Londres.

El fracaso del alto mando de la “Luftwaffe” se puede atribuir, en primer lugar, al hecho de tener que luchar una batalla que no esperaban que se produjera, con medios inapropiados para obtener una victoria estratégica decisiva. Los alemanes tampoco fueron capaces de obtener inteligencia que los iluminara en cuanto a la efectividad de sus acciones y, sobre todo, les permitiera planificar acciones sucesivas. Fue frecuente, por ejemplo, que los bombarderos alemanes atacaran aeródromos del Comando de Bombarderos o del Comando Costero de la RAF, que poco o nada tenían que ver con las fuerzas entreveradas en la batalla. Los alemanes tampoco supieron evaluar la importancia que tenían los radares británicos para la defensa de las islas y no perseveraron en atacarlos, cuando se les presentó la posibilidad.

En suma, los flujos de información que recopilaban los alemanes eran incompletos e incorrectos muchas veces, mientras que los británicos llegaron a desarrollar un elaborado sistema de recolección, filtrado y distribución de la información, que permitió usar los valiosos aviones y pilotos en la manera más efectiva posible. El conjunto pasó a la posteridad como “Sistema Dowding”, por quien fuera uno de sus gestores antes de la guerra y el comandante de la Aviación de Caza Británica durante la Batalla de Inglaterra, “Air Chief Marshall” (“Mariscal en Jefe del Aire”) Hugh Dowding.

Abajo, la representación artística de un grupo de “Sptifire Mk 1” del Escuadrón 601, sobrevolando los acantilados de Dover, camino a dar su “bienvenida” a las formaciones de la “Luftwaffe”.

Imagen tomada de la presentación “Wartime Aviation Art WW2”.

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