Hace 75 años. 23 de agosto de 1940. Segunda Guerra Mundial
Hace 75 años
23 de agosto de 1940
Segunda Guerra Mundial
El 19 de agosto de 1940, tropas italianas entran en Berbería, capital de
la Somalia Británica. Los últimos defensores británicos son evacuados hacia
Adén.
Los alemanes asedian las Islas Británicas con todos los medios a su
alcance. Desde la costa francesa del Canal de la Mancha, bombardean Dover y sus
alrededores usando artillería de largo alcance. En el Atlántico, los submarinos
alemanes viven lo que será conocido como “Tiempo Feliz”. La caída de Francia ha
significado una calamidad para los ya escasos recursos de la “Royal Navy”. Además
de proteger las vitales líneas de comunicación atlánticas, la Marina Británica
debe mantener su presencia en el Mediterráneo, donde ya no recibirá la
colaboración de la “Marine Nationale” francesa, para ser enfrentada, en cambio,
por la potente “Regia Marina” italiana, reforzada por la aviación y los
submarinos alemanes que consiguen filtrarse en Gibraltar. Y lo más relevante:
Alemania controla la costa atlántica europea, desde Holanda hasta los Pirineos.
Los submarinos alemanes pueden atacar los convoyes británicos desde todos los
puertos franceses, belgas y holandeses, sin necesidad de realizar la travesía
desde Alemania o desde Noruega, mucho más larga y peligrosa. Al mismo tiempo,
los submarinos alemanes aumentan en número y reciben muchas mejoras técnicas,
que los convierten en naves cada vez más peligrosas y capaces de llegar a distancias
cada vez mayores, por períodos cada vez más prolongados.
Sin embargo, en estos días de agosto de 1940, el asedio a la cabecera del
Imperio Británico se siente más intensamente en el aire. La “Luftwaffe” y la “RAF”
entablan una lucha épica, donde se resuelve la supremacía aérea sobre las Islas
Británicas y, en definitiva, el futuro de la Civilización Occidental. El 20 de
agosto, Winston Churchill pronuncia su famoso discurso donde expresa que “nunca,
en el campo de los conflictos humanos, tanto fue debido por tantos a tan pocos”
(“never in the field of human conflict was so much owed by so many to so few”).
Para la RAF, la situación es muy peligrosa y, varias veces, sus generales
y pilotos sientes que están a un paso de la derrota. Sin embargo, los valientes
aviadores sólo necesitan una cosa para vencer: sobrevivir. Mientras exista una
fuerza de cazas británicos en los aires o en los aeródromos británicos, el
enorme ejército de Hitler sólo podrá mirar con rabia la costa inglesa, como
hace un perro amarrado a una pared, que debe contentarse con ladrar, sin
conseguir cruzar las decenas de kilómetros del Canal, que parecen tan
insignificantes al lado de las enormes distancias que la “Wehrmacht” ha
recorrido triunfal desde septiembre de 1939.
La “Luftwaffe” poseía una numerosa flota, compuesta por excelentes
aparatos y tripulada por algunos de los mejores aviadores de su tiempo. Sin embargo,
el alto mando, partiendo por Hitler y por Hermann Göring, se mostró a menudo
errático. Nunca fue capaz de desarrollar una estrategia coherente y mantenerla
en el tiempo. Al comienzo, fue el ataque a las comunicaciones británicas en el
Canal, luego fueron los aeródromos de la “RAF”, posteriormente la red de
radares, combinado con el ataque a la industria aeronáutica británica y, desde
fines de agosto de 1940, todo mezclado con el “Blitz”, es decir, el ataque
indiscriminado a zonas pobladas de las grandes ciudades británicas,
especialmente Londres.
El fracaso del alto mando de la “Luftwaffe” se puede atribuir, en primer
lugar, al hecho de tener que luchar una batalla que no esperaban que se
produjera, con medios inapropiados para obtener una victoria estratégica
decisiva. Los alemanes tampoco fueron capaces de obtener inteligencia que los
iluminara en cuanto a la efectividad de sus acciones y, sobre todo, les
permitiera planificar acciones sucesivas. Fue frecuente, por ejemplo, que los
bombarderos alemanes atacaran aeródromos del Comando de Bombarderos o del
Comando Costero de la RAF, que poco o nada tenían que ver con las fuerzas
entreveradas en la batalla. Los alemanes tampoco supieron evaluar la
importancia que tenían los radares británicos para la defensa de las islas y no
perseveraron en atacarlos, cuando se les presentó la posibilidad.
En suma, los flujos de información que recopilaban los alemanes eran
incompletos e incorrectos muchas veces, mientras que los británicos llegaron a
desarrollar un elaborado sistema de recolección, filtrado y distribución de la
información, que permitió usar los valiosos aviones y pilotos en la manera más
efectiva posible. El conjunto pasó a la posteridad como “Sistema Dowding”, por
quien fuera uno de sus gestores antes de la guerra y el comandante de la
Aviación de Caza Británica durante la Batalla de Inglaterra, “Air Chief
Marshall” (“Mariscal en Jefe del Aire”) Hugh Dowding.
Abajo, la representación artística de un grupo de “Sptifire Mk 1” del Escuadrón
601, sobrevolando los acantilados de Dover, camino a dar su “bienvenida” a las
formaciones de la “Luftwaffe”.
Imagen tomada de la presentación “Wartime Aviation Art WW2”.
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia, Libertad
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