domingo, 6 de diciembre de 2015

Hace 100 años. 6 de diciembre de 1915. Primera Guerra Mundial

Hace 100 años

6 de diciembre de 1915
Primera Guerra Mundial

En estos días iniciales de diciembre de 1915, la situación en los Balcanes sigue siendo mala para la Entente y se vuelve crítica para Serbia en particular. Las pocas tropas francesas que habían conseguido penetrar en Serbia, son obligadas a regresar a Salónica. Los propios serbios inician su retirada hacia Albania, con la esperanza de que los restos de su ejército sean evacuados por mar. El 6 de diciembre, sin embargo, un escuadrón naval austrohúngaro bombardea el puerto albanés de Durazzo, dejando claro que los Imperios Centrales no quieren dejar escapar al golpeado Ejército Serbio. Ese mismo día, tropas austro-alemanas entran en Ipek, ya dentro del Reino de Montenegro, aliado de Serbia.

El 3 de diciembre, en Mesopotamia, las tropas británicas en retirada alcanzan Kut, con los turcos pisándoles los talones. El asedio de Kut y una de las peores derrotas británicas de la guerra está a punto de empezar.

El 4 de diciembre, Estados Unidos exige a Alemania que llame de vuelta al agregado naval acreditado en Washington, Karl Boy-Ed, y al agregado militar, Franz von Papen, sospechosos de actividades de espionaje y sabotaje. En 1932, Von Papen sería el último canciller de la República de Weimar y uno de los tantos políticos alemanes que intentaron llegar a acuerdos con Hitler, con la vana esperanza de poder controlarlo.

El 30 de noviembre, es firmado el Tratado de Londres por los representantes de Francia, Gran Bretaña, Rusia, Japón e Italia. En este día, sólo se produce la signatura formal de un acuerdo largamente discutido y afinado entre Italia y las cuatro mayores potencias en guerra con Alemania. Las líneas generales del arreglo con los italianos habían sido acordadas en abril de 1915 y obligaban a Italia a desconocer la alianza que la vinculaba a Alemania y Austria-Hungría desde antes de la guerra, para pasarse al bando contrario, a cambio de una serie de compensaciones territoriales que obtendría Italia, una vez que los Imperios Centrales fueran derrotados. Estos territorios incluían gran parte del Tirol, casi todo el litoral austriaco, parte de Dalmacia, parte de Carniola, el puerto albanés de Vlorë, el protectorado sobre Albania, parte del Imperio Colonial Alemán y parte de Turquía, en caso de que ésta fuera particionada por las potencias vencedoras.

El Tratado preveía algunas cesiones para Serbia y Montenegro, pero la parte del león correspondía a Italia, que se esperaba fuera capaz de distraer muchos recursos humanos y materiales de los Imperios Centrales hacia el frente alpino. Se acordó mantener el pacto en secreto, pero lo bolcheviques lo hicieron público y lo denunciaron luego de su triunfo en la Revolución Rusa de 1917, subrayando el cinismo de las grandes potencias europeas, que se repartían territorios y poblaciones como quien da o quita fichas de póquer.

Italia estuvo en el bando vencedor cuando la guerra acabó en 1918, pero el Pacto de Londres fue anulado por el Tratado de Versalles, a instancias del Presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, que siempre defendió el principio de definir las fronteras de acuerdo a la nacionalidad de los habitantes. Algunas áreas prometidas a Italia estaban habitadas mayoritariamente por italianos, pero otras, como la costa adriática, Anatolia y Albania, suponían lisa y llanamente pretensiones imperialistas italianas a costa de la población residente en esos lugares.

Para gran parte del pueblo italiano, que sacrificó tanto en la Gran Guerra, el desconocimiento del Pacto de Londres fue sentido como una imperdonable traición, que alejó a Italia de las potencias democráticas de Occidente. Uno de los mayores motivos de irritación para Italia fue que se la dejara fuera del reparto de las posesiones imperiales de Turquía, en el Medio Oriente, y de Alemania, en África y Oceanía. Mientras Gran Bretaña y Francia ampliaron considerablemente sus imperios coloniales como resultado de la guerra, Italia no obtuvo nada del disuelto Imperio Otomano, ni del “Kolonialreich” anexado por franceses y británicos.

El Partido Fascista de Benito Mussolini usó la marginación sufrida por Italia como uno de sus más contundentes argumentos para llegar al poder en 1922 y estuvo en el centro del fascismo, hasta que fue derrotado y desapareció tras el final de la Segunda Guerra Mundial.

Abajo, un póster satírico representando a las grandes potencias, mientras cortejaban a Italia antes de su ingreso en la Gran Guerra.



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