Hace 100 años. 25 de diciembre de 1916. Primera Guerra Mundial. Rusia y Austria-Hungría
Hace 100 años
25 de diciembre de 1916
Primera Guerra Mundial
Rusia y Austria-Hungría
En el verano boreal de 1914, millones de jóvenes europeos partieron
entusiastas a una guerra que les prometieron sería corta y victoriosa. Para la
mayoría de los que siguen en el frente y han tenido la suerte de no morir o
quedar inválidos, debió ser decepcionante pasar otra Navidad lejos de sus
patrias. En el Frente Occidental, el principal de la guerra, millones de
franceses, belgas, alemanes y súbditos de diversos territorios del Imperio
Británico pasan la tercera Navidad lejos del hogar. Las fiestas de fin de año
de 1916 transcurren en la relativa calma impuesta por la llegada del invierno y
por el desgaste sufrido por ambos bandos en las dos grandes batallas libradas
en Verdún y en el Somme. Por el momento, la lucha es leve, aunque habrá que
seguir aguantando las horribles condiciones de vida en las trincheras.
El 23 de diciembre de 1916, se libra la Batalla de Magdhaba, en el marco
de la Campaña del Sinaí y Palestina. En agosto, una fuerza combinada de
alemanes y turcos había sido forzada a retirarse, tras ser derrotada en la
Batalla de Romani. En los tres meses siguientes, los turco-alemanes siguieron
batiéndose en retirada, mientras el territorio capturado en el Sinaí era
consolidado y guarnecido por las tropas de la “Egyptian Expeditionary Force” (“EEF”,
“Fuerza Expedicionaria Egipcia”), una formación imperial multinacional que
reunía británicos, neozelandeses y australianos. Estas tropas se habían
dedicado, en los últimos meses, a realizar constantes patrullajes y
reconocimientos, para proteger la construcción de una línea férrea y una
tubería de agua, que proveería de lo necesario para la lucha en el desierto al
ejército que avanzaba. Al mismo tiempo, procuraban negar a los turcos y
alemanes el paso por el Sinaí, capturando o destruyendo cisternas y pozos.
Para comienzos de diciembre, las obras habían progresado lo suficiente,
como para permitir a los británicos reanudar su avance el 20 de diciembre. Tras
una marcha nocturna de la División Montada del “Anzac” (“Australian and
Newzeland Army Corps”, “Cuerpo de Ejército Australiano y Neozelandés”), en la
madrugada del 23 de diciembre, una columna de tropas australianas, británicas y
neozelandesas atacaron una fuerte posición defensiva otomana, consistente en seis
reductos. Durante el día, se produjo una dura lucha, en que las tropas montadas
cabalgaban hasta lo más cerca posible de las posiciones enemigas, para luego
desmontar y cargar a la bayoneta, apoyadas por artillería, ametralladoras y
aviación. Al final del día, las bien defendidas y bien camufladas posiciones
turcas habían sido capturadas.
Carlos I, Emperador Austrohúngaro, nombra en estos días a sus más
cercanos colaboradores. El 21 de diciembre, designa Ministro-Presidente de
Austria a Heinrich Clam-Martinitz. En tanto, el 22, nombra a Ottokar Czernin
nuevo Ministro de Relaciones Exteriores. El ministro Czernin, al igual que el
Emperador, estaban convencidos de que Austria-Hungría no sobreviviría otro año
si seguía en guerra. Ambos hicieron lo que estuvo a su alcance para lograr una
paz por compromiso, que no desconociera las obligaciones contraídas con
Alemania. Pero Austria era cada vez más dependiente de Alemania, tanto en el
aspecto militar, como en el campo diplomático, de modo que las posibilidades de
poder sacar a Austria de la guerra pasaban por convencer a Alemania de hacer
algunos gestos, como devolver Alsacia y Lorena, que difícilmente serían aceptados
por el Káiser Guillermo II y su gobierno.
El principal esfuerzo militar de Austria-Hungría estuvo comprometido
contra el Imperio Ruso. Ambos imperios fueron, de entre las potencias europeas,
las más directamente involucradas en el estallido de la Gran Guerra en el
verano de 1914. La temporal derrota de Rumania y la posterior rendición de la
Rusia bolchevique posibilitaron a los austrohúngaros conseguir enormes ventajas
y grandes extensiones de territorio por un tiempo, pero fueron victorias pírricas,
que solo retrasaban la perspectiva de una derrota que se iba haciendo más
amenazante, en la medida que el equilibrio estratégico mundial se volvía más
adverso hacia los Imperios Centrales, especialmente luego de que Estados Unidos
entrara en la contienda apoyando a la Entente.
En procesos comparables, ambos imperios dinásticos, Rusia y
Austria-Hungría, a fines de 1916, marchaban hacia el violento final de sus
regímenes monárquicos. Rusia sobreviviría la guerra como entidad estatal,
aunque con un nombre distinto y con su pueblo sufriendo una tiranía atroz. El Imperio
de los Habsburgo, en tanto, fue destruido completamente al finalizar la guerra.
La pérdida de hombres y material de guerra hizo a los austriacos cada vez
más dependientes de los alemanes, que tuvieron que desplegar sus tropas también
en los frentes en que el protagonismo inicial estaba en manos del “Ejército
Real e Imperial” de los Habsburgo.
En la fotografía, soldados alemanes son transportados en camión, en algún
lugar del Frente Oriental.
Imagen tomada de http://static1.habsburger.net/files/styles/large/public/originale/s_394.jpg?itok=0ApDMzLL
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia
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