Hace 75 años. 22 de enero de 1942. Segunda Guerra Mundial. La Entrevista de Wannsee
Hace 75 años
22 de enero de 1942
Segunda Guerra Mundial
La Entrevista de Wannsee
La Batalla del Atlántico, la más larga de la guerra, se libra en las
aguas y en los aires. El 16 de enero de 1942, el submarino alemán U-402
consigue dañar al transporte británico de tropas “Llangibby Castle”, que
marchaba como parte de un convoy al norte de las Azores. El impacto del torpedo
dañó el timón y acabó con la vida de 26 tripulantes. Antes de que terminara el
día, el transporte fue atacado también por un “Fw 200 Cóndor”, pese a lo cual
consiguió llegar hasta las Azores y someterse a reparaciones. Hasta mediados de
1942, el “Cóndor” fue un arma temida por los barcos aliados. Había sido
concebido como avión de pasajeros de larga distancia, pero terminó
convirtiéndose además en un excelente patrullero marítimo de largo alcance.
Tras la ocupación de Francia, los “Fw 200” podían despegar desde el sur
de Francia y, gracias a su extensa autonomía de 2.000 millas marinas, podían
adentrarse en el Atlántico, fuera del alcance de los cazas británicos basados
en tierra, para detectar convoyes y guiar a los submarinos o lisa y llanamente
para bombardear o ametrallar a los mercantes. En ese tiempo, la “Royal Navy” no
podía prescindir de ninguno de sus valiosos portaaviones, necesarios para
proveer cobertura aérea a sus flotas de combate, que libraban fiera lucha
contra la “Kriegsmarine” y la “Regia Marina Italiana”. El Primer Ministro
Británico, Winston Churchill, llegó a decir del “Cóndor” que era el “flagelo
del Atlántico”, por las cuantiosas pérdidas que había causado o ayudado a
causar a las marinas mercantes y de guerra aliadas. En todo caso, los alemanes
nunca sacaron todo el partido que hubieran podido de la asociación entre sus
submarinos y sus aviones de largo alcance, en gran parte, debido a las
profundas rivalidades que existían entre los servicios armados alemanes,
reluctantes a colaborar entre sí.
Para mediados de 1942, los británicos habían empezado a equipar buques
mercantes con catapultas de cohete, que lanzaban cazas “Hurricane”, como una
forma de destruir o ahuyentar a los “Fw 200”. El sistema disminuyó las
pérdidas, pero tenía muchos inconvenientes, entre otros, que el piloto debía
abandonar el avión en el mar y ser rescatado posteriormente. Finalmente sería
la introducción de los “portaaviones escolta” lo que daría completo dominio de
los aires en el Atlántico a los Aliados y obligaría a los alemanes a limitar el
uso del “Cóndor” al transporte, una tarea para la que se prestaba tan bien como
para el patrullaje marítimo.
En las Filipinas, japoneses y estadounidenses libran una fiera batalla.
Ambos ejércitos han emprendido una carrera para capturar el poblado de Morong,
estratégicamente ubicado en la Península de Bataán. Japoneses y norteamericanos
llegaron casi al mismo tiempo, pero los segundos detectaron primero al
adversario y tomaron la iniciativa, despachando una fuerza de 20 soldados de
caballería, que cargaron contra las tropas japonesas y las dispersaron. Fue la
última carga de caballería de tropas estadounidenses de la que se tenga
memoria.
En África del Norte, la iniciativa es mantenida por las tropas de la
“Commonwealth”. El 17 de enero, los últimos 5.000 defensores ítalo-alemanes del
Paso de Halfaya son obligados a rendirse ante la 65ª Brigada de Infantería
Sudafricana, que conquista la estratégica posición. En el Mediterráneo, cuya
suerte está tan atada al desierto africano, los alemanes consiguen un éxito
compensatorio. Ese mismo día, el submarino alemán U-133 torpedea y hunde el
destructor británico “HMS Gurkha”, que escoltaba el convoy MW-8B, frente a
Solum, Egipto, con un saldo de 9 marinos muertos. El “Gurkha”, llamado
anteriormente “HMS Larne”, era un destructor “Clase L”, que había sido pagado
por cada soldado y oficial de la Brigada Gurkha, quienes habían suscrito un
pago diario, para reemplazar al anterior “HMS Gurkha”, un destructor de la
“Clase Tribal”, hundido en abril de 1940.
El 18 de enero de 1942, el 10º y el 2º Cuerpo alemanes quedan aislados y
rodeados en torno a Demyansk, Rusia, donde sufrirán en asedio de varios
ejércitos soviéticos hasta abril y sostendrán sus posiciones gracias a los
suministros enviados por aire. Los soviéticos, que siguen en su contraofensiva
de invierno, atacan también a través del río Donets, en Ucrania, intentando
aislar a las tropas alemanas que se retiran. En el Grupo de Ejércitos Sur,
asume como nuevo comandante el mariscal Fedor von Bock, quien reemplaza al
mariscal Walther von Reichenau, muerto el día anterior a causa de un infarto o
un derrame cerebral. Los cambios en la estructura de mando dejan al general
Friedrich Paulus a cargo del 6º Ejército Alemán, que se hará tristemente
célebre por ser la fuerza que libraría la lucha principal en la Batalla de
Stalingrado.
El 20 de enero, se produce un infame encuentro, conocido como la
“Conferencia de Wannsee”, en que 15 altos funcionarios del “III Reich” se
reunieron para discutir la “Solución Final del Problema Judío”. El objetivo de
la reunión era coordinar los esfuerzos de los distintos organismos públicos
alemanes para conseguir el exterminio total de los judíos de Europa. Los
participantes en la conferencia esperaban “erradicar” del continente a unas
11.000.000 de personas, por el solo hecho de tener orígenes judíos. La reunión se
celebró en la lujosa “Villa Marlier”, en el distrito berlinés de Wannsee. Funcionó
como su anfitrión el Jefe de la Oficina Principal de Seguridad del “Reich” (“Reichssicherheitshauptamt-RSHA”),
el general de las “SS”, Reinhard Heydrich. Además de varios jefes de la Gestapo
y las “SS”, asistieron altos funcionarios relacionados con el gobierno de los
territorios ocupados del Este y de Alemania propiamente tal.
El exterminio masivo de las comunidades judías europeas debió haber sido
autorizado por Hitler en algún momento de 1941. El objetivo de la reunión, por
un lado, era asegurar completa colaboración de las distintas reparticiones
civiles y militares del estado, así como implementar el Holocausto bajo la
coordinación directa de de la “RSHA” de Heydrich. No se trataba, por tanto, de
una deliberación en torno a la posibilidad de implementar el asesinato masivo
de seres inocentes, sino un encuentro de coordinación para poner en práctica
una decisión criminal, tomada con antelación al más alto nivel, es decir, desde
la mismísima Cancillería en Berlín.
El asesinato de civiles inocentes, especialmente judíos, no era novedad
para ninguno de los participantes de la reunión y uno, al menos, el mayor de
las SS, Rudolf Lange, había participado personalmente en tales acciones,
mientras estaba al mando del “Einsatzkommando 2”, desplegado en Letonia en el
otoño de 1941. Para comienzos de 1942, con la Alemania Nazi en la cúspide de su
expansión territorial, los judíos asesinados eran ya cientos de miles y otros
tantos estaban recluidos en campos de concentración o, en el mejor de los
casos, vivían miserablemente en los territorios ocupados por Alemania,
habiéndoseles despojado de sus derechos civiles y medios de subsistencia.
El plan propuesto por Heydrich, a grandes rasgos, consistía en mover
comunidades completas de judíos hacia el Este, donde serían ocupados en
trabajos forzados. Los que sobrevivieran a las terribles condiciones de los
campos de concentración y los trabajos forzados, es decir, los más fuertes,
serían exterminados en los campos de la muerte, como posible semilla de un
renacimiento biológico judío, que los nazis querían evitar a toda costa. El
resultado era el Holocausto.
Alemania estaba sufriendo los primeros reveses militares preocupantes en
África y en el Frente Ruso. Pero los líderes nazis, estrategas aficionados, en
el mejor de los casos, estaban envalentonados con la amplitud de sus conquistas
y se sentían lo bastante seguros como para llevar adelante el corolario de lo
que habían sido casi diez años de medidas crecientemente discriminatorias
contra los judíos que tenían la mala suerte de ser gobernados por la barbarie
nazi. Bajo el eufemismo de “Solución Final”, se intentaba esconder la realidad
del asesinato frío, masivo, metódico e industrial de millones de varones,
mujeres y niños, cuyo crimen era… haber sido concebidos con sangre judía, poca
o mucha.
El encuentro de esa mafia organizada como gobierno, llamada Partido Nazi,
a orillas de los lagos berlineses, fue un esfuerzo de coordinación para
convertir los asesinatos dispersos de judíos en una auténtica industrialización
del asesinato, que sólo tiene parangón en la historia de algunos países regidos
por el comunismo.
En la imagen, captada en algún momento de 1941 o 1942, un grupo de niños
judíos son fotografiados en el gueto de Lublin, Polonia. Los niños siempre
tienen motivos para sonreír y posiblemente no terminan de entender del todo lo
que está pasando ¿Habrá llegado a la vida adulta alguno de ellos? Nótese cómo
los hombres que pasan detrás de los niños han tenido que descubrirse la cabeza,
como signo de sumisión a algún oficial alemán que debe haber estado junto al
fotógrafo.
Etiquetas: Derechos Fundamentales, Guerras Mundiales, Historia
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