sábado, 26 de septiembre de 2015

Hace 100 años. 27 de Septiembre de 1915. Primera Guerra Mundial



Hace 100 años

27 de Septiembre de 1915
Primera Guerra Mundial

Entre el 21 y el 27 de septiembre, el Gobierno Búlgaro implementa la movilización de su ejército. Previamente Bulgaria y Turquía, ahora convertidos en aliados a través de Alemania, han resuelto sus disputas territoriales pendientes. La diplomacia alemana y austriaca ha obtenido un gran triunfo al sumar el concurso militar de los búlgaros. De hecho, durante los siguientes dos años, las cosas se van a dar de tal modo que, si consideráramos el Frente Oriental y el Frente Balcánico como un conflicto aislado, se ve como una guerra que, de hecho, ganaron Alemania, Austria-Hungría y Bulgaria.

Francia, Rusia y Gran Bretaña saben que la alianza de Alemania y Bulgaria es un desastre diplomático y puede convertirse en un desastre militar, sobre todo para Serbia, su aliada en la zona, por la que entraron todos en la guerra en primer lugar. Para mitigar las consecuencias del inminente ingreso de Bulgaria en la guerra, la Entente corteja a Grecia, a la que ofrece suculentas compensaciones territoriales, apoyo financiero y la presencia de tropas anglo-francesas en Salónica. Al final, el Rey Constantino y el premier, Eleuterio Venizelos, aceptarán las ofertas de los Aliados. Su ingreso en la contienda evitará el colapso total de los Aliados en el Este de Europa, cuando lleguen los días oscuros de la derrota de Rumania, Serbia, Montenegro y Rusia.

En estos últimos días de septiembre, franceses y británicos emprenden dos grandes ofensivas de otoño. Una es la llamada Segunda Ofensiva de Champaña, cuyo objetivo era empujar a los alemanes por el Mosa hacia Bélgica. Un ataque simultáneo se proponía romper el frente alemán en el Artois, en lo que se conocería como la Ofensiva de Artois-Loos. Los atacantes esperaban que el Segundo y Séptimo Ejército Alemanes, atrapados entre las dos pinzas de ambas ofensivas, tendrían que retroceder para proteger sus líneas de comunicaciones. Sin embargo, los Aliados obtuvieron apenas unos cuantos kilómetros de avance y capturaron unos 25.000 prisioneros. Los alemanes reaccionaron trayendo refuerzos desde el Frente Oriental, que arrollaron a los franceses con su contraataque. Cuando la Segunda Ofensiva de Champaña llegó a comienzos de noviembre, los franceses habían sufrido más de 145.000 bajas.

En el Artois, en tanto, los británicos hicieron uso de gases tóxicos por primera vez contra las líneas alemanas. Los británicos consiguieron penetrar las primeras líneas alemanas, pero los defensores reaccionaron rápido, reforzando sucesivas líneas de defensa. Las trincheras habían evolucionado desde simples socavones practicados en la tierra a complejos sistemas defensivos, cada vez más difíciles de penetrar. El ataque británico se atascó en las defensas interiores alemanas y hubo de convertirse en retirada, luego de sufrir fuertes bajas a comienzos de octubre, cuando el empeoramiento del clima obligaría a suspender las operaciones.

Durante las batallas del otoño de 1915, los alemanes aprendieron el valor de la defensa en profundidad. La idea era defender las primeras líneas ligeramente, permitiendo a los atacantes ganar algo de terreno en las fases iniciales del ataque, de modo que pasen más allá de la cobertura de su artillería. Una vez que el confiado enemigo penetraba lo suficiente en las defensas, se producía el contraataque de tropas bien situadas en segundas y terceras líneas, a veces, varios kilómetros por detrás de las primeras trincheras.

En la imagen, ciclistas del Ejército Francés durante la Ofensiva de Champaña en 1915.


 http://d.ibtimes.co.uk/en/full/1380103/bikes.jpg


 

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Hace 75 años. 27 de septiembre de 1940. Segunda Guerra Mundial



Hace 75 años

27 de septiembre de 1940
Segunda Guerra Mundial

En los últimos días de Septiembre, los convoyes que atraviesan el Atlántico hacia Gran Bretaña sufren fuertes pérdidas de parte de los submarinos alemanes, que estrechan el asedio a que es sometida la nación isleña, que también sufre los bombardeos de la Batalla de Inglaterra, ya en su fase final. Pero los británicos son capaces de atacar de vuelta. El 24 de septiembre, Berlín es fuertemente bombardeada por aviones de la “RAF”.

El 27 de septiembre, se termina de formar el “Eje Roma-Berlín-Tokio”, cuando Italia, Alemania y Japón firman el Pacto Tripartito, en que se comprometen a asistirse mutuamente y reconocen sus respectivas esferas de influencia: Asia para los japoneses y Europa para italianos y, sobre todo, alemanes. En poco más de un año, el Imperio del Japón entrará en guerra contra los Aliados, incluyendo a Estados Unidos. Por el momento, Japón aprovecha el apoyo alemán para expandir aún más su influencia en Asia. Pocos días antes de la firma del Pacto Tripartito, la Francia de Vichy es obligada a permitir el ingreso de tropas japonesas en la Indochina Francesa, que serán sólo la avanzada de lo que se convertirá, con el correr de los meses, en una ocupación militar de hecho, con las autoridades francesas reducidas a un rol decorativo.

El Imperio Colonial Francés, en general, no goza de buena salud. El 23 de septiembre, una potente fuerza naval británica se presenta frente a Dakar, capital de la entonces África Occidental Francesa (actual Senegal). El general De Gaulle, a bordo de uno de los navíos, esperaba convencer a la guarnición de la colonia, entonces leal al gobierno de Vichy. La orden de Londres era, sin embargo, que si las tropas francesas se resistían, la colonia debía ser tomada por la fuerza. Para los aliados, conseguir que otra colonia se pasara a la Francia Libre era un gran golpe de propaganda, tomando en cuenta que la mayoría de las colonias galas se mantuvieron obedientes a Vichy. Además el puerto de Dakar era mucho mejor que Freetown, en Sierra Leona, hasta entonces, la única base naval aliada en el sector. Por último, las reservas de oro del Banco de Francia y del Gobierno Polaco en el exilio habían sido evacuadas a Dakar, para protegerlas de los alemanes, y eran un botín muy codiciable.

Al llegar frente al puerto de Dakar, tres aviones tripulados por aviadores de la Francia Libre aterrizaron en un intento de negociar con las autoridades y tropas locales, pero fueron inmediatamente tomados prisioneros. Los sucesos de Mers-el-Kebir, unos meses antes, habían dañado mucho las relaciones entre los británicos y lo que quedaba de las fuerzas armadas francesas luego del armisticio con los nazis. Los siguientes dos días fueron escenario de luchas intermitentes entre la flota que intentaba ocupar Dakar y los defensores. Todo el asunto se convirtió en un gran fiasco para los aliados, con buques, submarinos y buques de superficies hundidos o dañados entre británicos y franceses libres, por un lado, y franceses obedientes a Vichy, por otro. Francia y Gran Bretaña, hace poco aliados, estaban en un estado de guerra latente, con aviones franceses bombardeando Gibraltar como represalia por los sucesos de Dakar. Para De Gaulle, fue un doloroso fracaso personal, que dañó mucho su imagen y socavó su influencia con los británicos. Se dice que incluso pensó en el suicidio. Para evitar mayor derramamiento de sangre entre franceses, un desanimado De Gaulle ordenó suspender la operación.

Abajo, imagen digitalizada del “Daily Express” del 25 de septiembre de 1940. La noticia principal es la Batalla de Dakar, mientras también se destaca el bombardeo de Berlín.


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domingo, 20 de septiembre de 2015

Hace 100 años. 20 de septiembre de 1915. Primera Guerra Mundial



Hace 100 años

20 de septiembre de 1915
Primera Guerra Mundial

Los rusos, por fin, consiguen un pequeño éxito frente a la ofensiva austro-alemana. En Tarnopol (actual Ucrania), los primeros consiguen frenar a los invasores y les causan numerosas bajas. De todos modos, el Ejército Ruso no tiene, por el momento, la capacidad de emprender un contraataque de largo aliento y el Zar Nicolás debe conformarse con frenar al enemigo en acciones limitadas. Por lo demás, las fuerzas de Alemania y Austria-Hungría consiguen conquistar Pinsk (actual Bielorrusia) y Vilna, la principal ciudad de Lituania, en ese entonces, parte del Imperio de los Romanov.

Como es tradición, el 19 de septiembre de 1915, nuestras Fuerzas Armadas chilenas se presentan en la Parada Militar, como parte de la celebración de las Fiestas Patrias. La clase política, dominada por la oligarquía parlamentarista y encabezada por el Presidente Ramón Barros Luco, recibe los homenajes marciales de las tropas. El Ejército había recibido un profundo proceso de modernización y contaba con armamento de buen estándar, comparable al usado en Europa. La influencia alemana estaba en su punto álgido y, en general, era una fuerza bien preparada y profesional, que incluso era frecuentemente invitada a instruir a sus similares de Latinoamérica. El Ejército de Chile, ya prusianizado para 1914, había sido también, pues, vehículo para prusianizar muchas otras fuerzas del hemisferio, que recibieron asimismo una doctrina militar chilena adaptada del original alemán.

La Armada podía alinear seis buques capitales: el acorazado “Capitán Prat”; cuatro cruceros protegidos: “Esmeralda”, “Blanco Encalada”, “Ministro Zenteno” y “Chacabuco”; el crucero acorazado “O’Higgins” y un número suficiente de torpederos y destructores, apoyados por escampavías y buques auxiliares. Era una fuerza respetable, capaz de disuadir a los vecinos de cualquier aventura irreflexiva. Los buques capitales eran relativamente nuevos, siendo el más antiguo el “Capitán Prat”, que entró en servicio en 1893. Sin embargo, los avances en la tecnología naval habían sido tan vertiginosos, que las unidades navales nacionales podían considerarse obsoletas en muchos aspectos, sobre todo, comparados con las escuadras más potentes de las potencias europeas. Poco antes de estallar la Gran Guerra, para mantenerse como poder naval hegemónico en el Pacífico, Chile había encargado la construcción de dos “dreadnoughts”, varios submarinos y destructores modernos, pero esas unidades fueron requisadas por los británicos, que las necesitaban desesperadamente para usarlas contra la potente flota alemana.

La Armada, de todos modos, al menos en teoría, tenía la capacidad de hacer respetar la neutralidad chilena, en caso de que fuera vulnerada por alguno de los beligerantes, porque las unidades navales que pudieran desplegar las potencias en guerra serían de carácter secundario, encuadradas en sus flotas coloniales, de acoso al comercio enemigo y de protección del propio. No obstante, cuando se produjeron violaciones de la neutralidad chilena, el Gobierno se limitó sólo a las protestas diplomáticas y nunca se planteó la posibilidad de hacer uso o de amenazar con hacer uso de la fuerza. Esta postura fue la adoptada ante la serie de eventos que rodearon la llegada de la Flota Alemana del Lejano Oriente a Isla de Pascua y sus enfrentamientos con buques de la “Royal Navy”, hasta el hundimiento del “SMS Dresden” en la Batalla de Más a Tierra.

La población chilena tenía sentimientos de simpatía divididos en relación con los beligerantes y eso se reflejaba incluso en las Fuerzas Armadas. El Ejército había recibido fuerte influencia alemana, mientras que la Armada tenía gran cercanía con Gran Bretaña, aunque también fue objeto de influencias germanas. Cualquier acción temeraria, que arriesgara la neutralidad nacional, comprometería esos sentimientos divididos. Por otro lado, más allá de que las violaciones a la neutralidad pudieran ser irritantes, no tenían mayores consecuencias y Chile no tenía intereses vitales involucrados en la Guerra Mundial cuando estalló en 1914. Los incidentes ocurridos en nuestras aguas tampoco habían cambiado ese escenario.

La mentalidad de la clase política y la política de defensa chilenas estaban orientadas exclusivamente hacia las relaciones con los vecinos y las amenazas que pudieran venir desde las fronteras terrestres. A pesar de tener una Marina relativamente poderosa, capaz de hacerse respetar por cualquiera, y de contar con un Ejército igualmente fuerte, era poco esperable que Chile reaccionara con demasiada violencia a las intromisiones británicas y alemanas que además no comprometían los recursos ni los intereses nacionales vitales.

En la fotografía, se ve un aspecto de la Parada Militar de 1915. Fue justamente en febrero de ese año y en la administración Barros Luco que, por la Ley 2.977, se estableció oficialmente el feriado del 19 de septiembre para conmemorar las Glorias del Ejército.



 

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