Hace 75 años
4 de octubre de 1940
Segunda Guerra Mundial
El 28 de septiembre de 1940, Vidkun
Quisling se convierte en jefe del gobierno títere instalado por los nazis en
Noruega. Su nombre quedará para siempre asociado a la traición.
En estos días de inicio de octubre,
los nacionalistas del “Kuomintang” y los comunistas chinos se enfrentan en el
sur de su país, en un adelanto de lo que será la guerra civil que desgarrará
China al terminar la Segunda Guerra Mundial. Mientras tanto, sigue la guerra
con los japoneses, que no consiguen poner fin a la guerra en China, a pesar de
ocupar extensos territorios de esa gigantesca nación.
En Polonia, se afinan los preparativos
para conducir a los judíos al gueto de Varsovia. Con la guerra desatada, los
nazis se envalentonan y tratan de disimular la persecución a las minorías que
consideran sus enemigas, especialmente los judíos. Es un paso más hacia la
infame “Solución Final”.
El 4 de octubre, Mussolini y Hitler
se reúnen nuevamente en el Paso del Brenero, para discutir el curso de la
guerra. Italia se vuelve cada vez más dependiente de su aliada y está a punto
de sumar otra humillación militar en África, donde los británicos preparan una
gran contraofensiva. Poco después, el fascismo emprenderá otra aventura militar
contra Grecia, que también terminará en fiasco.
Durante todo el mes de octubre
prosiguen los bombardeos sobre territorio británico. A pesar de infligir mucho
daño en la infraestructura y causar muchas pérdidas a la “Royal Air Force”, la
“Luftwaffe” no consigue todavía la superioridad aérea en los cielos de la isla.
La Luftwaffe (que se puede traducir
aproximadamente por “Fuerza Aérea” o “Arma Aérea”) fue el instrumento usado por
Hitler para asediar Gran Bretaña en ese episodio épico que ha pasado a la historia
como Batalla de Inglaterra. Sabemos que ésta fue la primera derrota seria de
Hitler y también sabemos que la RAF consiguió una victoria por estrecho margen.
Lo primero que llama la atención en la historia de la Luftwaffe es la rapidez
con que se convirtió en una de las mejores aviaciones del mundo. Su antecedente
fue la “Luftstreitkräfte” (algo así como “Aviación de Guerra”) que defendió los
colores del “Segundo Reich” en la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y que
produjo “ases” de la talla de Manfred von Richthofen, Ernst Udet, Max
Immelmann, Oswald Boecke, Werner Voss y Hermann Göring. Este último se
convertiría en el creador de la Luftwaffe, en uno de los hombres más poderosos
de la Alemania Nazi y en uno de los asesores más cercanos de Hitler.
Los duros términos del Tratado de
Versalles (1919) prohibieron a Alemania poseer fuerza aérea, así como producir
aviones de guerra o entrenar pilotos militares. En la década de 1920, muchos de
los futuros pilotos de la Luftwaffe se entrenaron clandestinamente usando como
fachada la aviación comercial u organizaciones deportivas. Y para entrenar en
aviones militares verdaderos, muchos aviadores alemanes partieron a instruirse
a la Unión Soviética, que estaba políticamente aislada de Europa y que llegó a
establecer una unidad especial de entrenamiento para los alemanes dentro de la
estructura de su Fuerza Aérea.
Casi inmediatamente después de la
llegada de Hitler al poder en 1933, el régimen nazi se afanó en rearmar a
Alemania, incluyendo el restablecimiento de la aviación militar. En abril de
1933, se creó el “Reichsluftfahrministerium” (Ministerio del Aire del Reich”), cuyo
propósito central era poner los medios materiales y humanos necesarios para
proveer a Alemania de una fuerza aérea, así como reunir bajo un solo cuerpo las
distintas organizaciones civiles que habían servido para entrenar pilotos en
los años anteriores, de modo de tener personal para la nueva rama. Los miembros
de esas organizaciones solían tener un fuerte compromiso ideológico con el
Partido Nacionalsocialista, de modo que la Luftwaffe siempre fue una rama mucho
más “segura”, ideológicamente hablando, que el resto de los componentes de la
“Wehrmacht”.
Para 1936, la nueva rama estaba
lejos de haber completado su restablecimiento, pero ya era lo bastante fuerte
como para hacerse presente en la Guerra Civil Española, apoyando a los
“nacionales” en su lucha contra los “republicanos”. Los aviadores alemanes,
encuadrados en un cuerpo de “voluntarios” conocido como “Legión Cóndor”,
tuvieron la oportunidad de volar en combate sus aeronaves, enfrentando rivales
tan duros como el “Polikarpov I-16”, el temible “Mosca”, un caza de diseño
revolucionario, producido por la Unión Soviética y que permitió a los pilotos
republicanos españoles (y los también “voluntarios” soviéticos) ser dueños de
los cielos sobre la Península Ibérica hasta que la Legión Cóndor introdujo el
célebre “Messerschmitt Bf-109”. La experiencia en combate ganada por los
aviadores alemanes en España resultó clave para las fulgurantes victorias
obtenidas por Alemania hasta 1942.
Cuando estalló la guerra, al igual que
las restantes fuerzas armadas alemanas, la Luftwaffe estaba lejos de haber
terminado su preparación para otro conflicto europeo. Era ampliamente superada
en número por sus enemigos y había áreas para cuyo desarrollo el tiempo
transcurrido había sido muy corto, como la defensa antiaérea y el bombardeo
estratégico. Era, no obstante, una fuerza impresionante que movilizaba más de
370.000 hombres y volaba más de 4.000 aviones, algunos de los cuales podían
considerarse “estado del arte”, en cuanto a diseño y tecnología.
Al terminar la Batalla de Francia,
la Luftwaffe había destruido cinco fuerzas aéreas —la polaca, la holandesa, la
belga, la noruega y la francesa— y había causado severas pérdidas a la
británica. En el proceso, la aviación alemana sufrió también pérdidas
considerables y aun así fue capaz de obligar a la RAF, luchando sobre su propio
suelo, a extremar sus esfuerzos para evitar la derrota en el verano-otoño de
1940. Incluso luego de tener que “levantar el asedio” sobre Gran Bretaña,
habiendo perdido muchos aviones y pilotos, la Luftwaffe fue capaz de conseguir
la supremacía aérea en la Campaña de Los Balcanes y en la invasión de la Unión
Soviética. En otros teatros de operaciones, como el Mediterráneo y Noráfrica,
puso en serios aprietos a las aviaciones aliadas, incluso luego de la entrada
de Estados Unidos en la guerra, con todo su potencial industrial, económico y
humano. Aun cuando Alemania estaba a la defensiva y debía enfrentar fuerzas muy
superiores en número, los pilotos aliados consideraban a sus colegas alemanes
como adversarios muy peligrosos. Durante el bombardeo estratégico de Alemania
por parte de los aliados, estos últimos, con una superioridad numérica
aplastante, tuvieron que lamentar alrededor de 160.000 bajas antes de conseguir
derrotar a la Luftwaffe.
La brevísima y fulgurante historia
de la Luftwaffe del III Reich es excelente ejemplo de la tenacidad y eficiencia
alemanas. En sólo cinco años, pasó desde la nada a ser la dueña de los cielos
de Europa. Es lamentable, sin duda, que toda esa energía, como tantas otras
cosas creadas por Alemania durante la guerra, no haya sido puesta al servicio
de algo más noble que el monstruoso nazismo.
Abajo, una inusual fotografía muy
cercana y en colores de un “Dornier Do-17”, bombardero alemán ligero, apodado “Fliegender
Bleistift” —“Lápiz Volador”— por sus tripulaciones. Recibió el bautismo de
fuego en la Guerra Civil Española, donde fue llamado “Bacalao”. Se desempeñó
bien hasta la Batalla de Inglaterra, donde sufrió muchas bajas. Había sido
concebido como un “Schnellbomber” —un “bombardero rápido”—, teóricamente capaz
de dejar atrás a los cazas que pudieran querer derribarlo. Pero su velocidad no
bastaba para huir de los veloces “Spitfire” y “Hurricane”. Poseía poco
armamento defensivo y estaba poco blindado, para privilegiar la velocidad. Sus tripulaciones,
sin embargo, lo apreciaban por su gran maniobrabilidad, que lo convertía en un
blanco difícil al cual atinar. Después de 1940, dejó de producirse y empezó a
ser retirado de la primera línea de combate, debido a su escasa autonomía y
poca capacidad de carga de bombas. Siguió siendo usado en otro roles, como entrenamiento,
reconocimiento, remolque de planeadores y caza nocturno.
Etiquetas: Guerras Mundiales, Historia